Metodología del informe de presos:
La Cárcel: una forma de criminación de la protesta social en México (2002-2008)
Si se revisan estadísticamente las cifras de los presos políticos, de conciencia e injustamente asociados a motivos políticos en México, se podría decir que, en apariencia, no son muchos. Sin embargo, basta profundizar un poco en los actos políticos que suceden en el país para darse cuenta de que los números no consiguen reflejar y revelar la verdadera situación que enfrentamos en materia de derechos humanos.
Desgraciadamente, la situación de cárcel por motivos políticos en el país sigue siendo una de las tantas herramientas represivas del Estado. Nuevas modalidades de represión se suman a los métodos con los que se “castiga” a aquellas personas que, de manera organizada y haciendo efectivas sus garantías, exigen el cumplimiento cabal de los derechos que les corresponden. La libertad bajo proceso, las detenciones masivas e, incluso, la tortura sexual se añaden a los juicios plagados de irregularidades, a la judicialización, a las sentencias inusitadas y a las constantes vejaciones de las que los luchadores sociales son víctimas. Por diferentes que sean estas modalidades, comparten un rasgo: a través de ellas se sistematiza la violación a los derechos humanos.
Frente a las reiteradas declaraciones que insisten en puntualizar que en México no existen presos por motivos políticos, el presente informe intenta mostrar que su existencia es contundente; es decir, que en este país la lucha por la defensa de los derechos humanos se castiga, en algunos casos, con la cárcel. [1]
Desafortunadamente, esta política aparece velada debido a las múltiples reformas a las leyes que buscan incriminar a los defensores de derechos humanos. Además, las cifras también se oscurecen ante la puesta en marcha de una serie de nuevas tendencias represivas que, como intentamos demostrar, si bien utilizan la cárcel como una forma de represión, han encontrado la manera de disminuir las cifras para avalar que México es un país democrático.
Cuando nos planteamos la necesidad de realizar un informe de presos no sólo pretendíamos arrojar un grupo de cifras que, por ellas, pudieran carecen de sentido, sino mostrar que existe una estrategia de violación a derechos humanos con la que cualquier preso por motivos políticos se enfrenta día con día. El estudio y conocimiento de estas tendencias intenta hacer evidente la existencia de presos que han sido juzgados por razones políticas como una forma de represión. Al mismo tiempo buscamos consolidar la necesidad y la cultura del proceso de documentación. Todo esto con el fin último de generar los análisis, discusiones y conocimientos que permitan cumplir con la tarea de repensar la concepción del trabajo de los derechos humanos y de los mecanismos de protección y acompañamiento que éstos utilizan.
Finalmente, y después de un amplio trabajo nos vemos en la posibilidad de presentar el Informe de presos que ha elaborado el Comité Cerezo, al cual decidimos titular: La cárcel, una forma de criminación de la protesta social.
No obstante nos gustaría comenzar aclarando que el presente texto no existiría de no ser por el trabajo cotidiano que nos permite estar en contacto con la realidad, tener acceso a la información e interactuar con los actores primarios y secundarios. En ese sentido, el presente informe es resultado del esfuerzo de documentación que hemos estado realizando como organización, pero también es resultado de los familiares, amigos y organizaciones de los presos que nos han ayudado al facilitar la información que es necesaria para un trabajo documental de esta naturaleza.
La información recabada se ha nutrido de un sin fin de fuentes que lejos de excluirse, se complementan. Para mantener la lista de presos no sólo ha sido necesario estar actualizados a través de los medios de comunicación oficiales y alternativos, sino ponerse en contacto con algunas de las víctimas y las organizaciones a las que pertenecen, y darles un “seguimiento” que permita mantener la información al día. Por tanto, aunque las fuentes consultadas son muy diversas y han sido diferentes en cada uno de los casos, en general las podríamos agrupar de la siguiente manera:
1. Fuentes directas: Testimonios de presos, familiares, amigos y organizaciones cercanas al preso; relatoría, fichas de presos, formatos de denuncia, boletines de prensa y acciones urgentes.
2. Fuentes indirectas: Los documentos arrojados por las instancias jurídicas en las que se procesa a los detenidos.
3. Fuentes mediáticas: Medios de comunicación, periódicos, revistas e incluso materia gris. [2]
Así mismo, es importante advertir que en cuanto a temporalidad, decidimos partir de la fecha en la que comenzamos nuestro trabajo de documentación. Por tanto, el presente informe abarca los casos de presos políticos, de conciencia e injustamente presos asociados a motivos políticos que se documentaron entre el año 2002 y el 2008. El hecho de que el informe no abarque el año 2009 y el que está en curso responde al hecho de que es este un trabajo que preparamos para finales del año 2008. Desafortunadamente no nos fue posible encontrar un apoyo para su publicación. Esta situación concreta alargó en demasía la presentación del informe.
Para sistematizar los tipos de casos de presos por motivos políticos hemos adoptado la división que propone Amnistía Internacional. En ese sentido, trabajamos de acuerdo con la idea de que se llama preso por motivos políticos a una persona que ha sido detenida debido a su forma de pensar o actuar, ya que ésta pone en riesgo los intereses del Estado o del grupo que mantiene el poder. Sin embargo, como hemos mencionado, se divide en diferentes tipos: el preso de conciencia, el preso político y el injustamente preso asociado a motivos políticos.
Los presos de conciencia son aquellas personas que han sido detenidas por el hecho de participar en acciones que buscan la defensa de los derechos humanos (marchas, mítines, todos estos legales de acuerdo con la constitución); es decir, una persona que el Estado ha encerrado solamente por exigir que se respete la Constitución. Los presos de conciencia suelen ser castigados por la manera en la que piensan o actúan a pesar de que se mantienen dentro del marco legal.
Los presos políticos son aquellas personas que han sido detenidas por haber roto el marco jurídico al declarar, manifiestamente, la guerra al Estado (el caso de personas que pertenecen a grupos armados insurgentes), y si bien es cierto que estas personas se oponen al Estado, aún poseen derechos humanos que deben ser completamente respetados, por lo que tienen derecho a un juicio justo, cosa que casi nunca sucede.
Por último, un injustamente preso asociado a motivos políticos es aquella persona que no estaba participando en acciones de defensa y exigencia del cumplimiento de los derechos humanos (marchas o mítines), y que, pese a ello, ha sido detenida porque iba pasando o se encontraba cerca del lugar de los hechos. Los presos de esta clase son juzgados por hechos que no cometieron.
Esta clasificación es la que aparecerá a lo largo del informe, ya que consideramos que, sistemáticamente, es una buena medida para mantener la información mucho más ordenada y clara.
En lo que respecta a la segmentación del presente trabajo, hemos decidido dividirlo en cuatro fases. En la primera nos ocupamos de presentar los datos duros, así como las gráficas y tablas que de éstos se desprenden con una breve y somera descripción.
En la segunda parte nos dimos a la tarea de profundizar y desmenuzar la información general, agrupándola en las diferentes violaciones que suelen presentarse en los casos de represión que acompañan los casos de presos por motivos políticos. En seguida, pasamos al análisis de la información. En esta sección establecemos las tendencias de represión y de violaciones de derechos humanos que se presentan en el país, acompañados de un breve análisis de los datos.
Subsecuentemente, presentamos una breve descripción de los esfuerzos coordinados que se han realizado para defender y luchar por la libertad de los presos por motivos políticos. Esta parte obedece a la necesidad que tenemos de que el lector no sólo acceda a los datos y cifras de estos casos, sino que conozca el contexto y la organización que se han generado para defenderlos.
A la postre, mostramos el análisis de la información, así como las conclusiones y propuestas que nos parecen necesarias de acuerdo con el escenario de represión que se vive actualmente en México.
Es importante aclarar que tanto el orden como la temporalidad del informe obedecen, principalmente, a los objetivos y preocupaciones que hemos planteado con anterioridad y que pretenden, ante todo, acercar al lector a la realidad que se vive en México.
Finalmente nos gustaría destacar el hecho de que los números y cifras a las que nos referimos en el informe representan un número considerable de casos concretos. Consideramos que no podemos dejar de mencionar que los casos de violaciones a los derechos humanos que suelen presentarse ocurren, en nuestro país en medio de una política de Estado que se caracteriza por:
• Estar desarrollada en el marco de la política de la Seguridad Nacional.
• La violación de los derechos humanos, como práctica sistemática que transgrede los derechos nacionales e internacionales.
• Convertir al Estado en un agente de terror que actúa por medio de prácticas degradantes de represión política.
• Militarizar la vida social y crear un proyecto paramilitar.
• Crear leyes que legalicen la represión política y mantener un sistema de impunidad que permita que los crímenes del Estado y de su proyecto paramilitar no sean justiciables.
• Fortalecer las estrategias de información y comunicación, para institucionalizarlas como las formas decisivas de control social.
• Dar mayor poder al poder ejecutivo.
• Restringir las libertades democráticas.
En medio de la puesta en marcha de esta política, se presentan fenómenos particulares como la criminación de la protesta social, ciclo que agrava seriamente la situación de los presos por motivos políticos en el país.
Consideramos que con la información que se presenta en el informe aportamos una serie de elementos valiosos para el análisis de la realidad actual, del desenvolvimiento y tendencia de la política represiva en el país, pero sobre todo para el análisis del estado del respeto a los derechos humanos en México.
Los datos analizados muestran que en el país la política de Estado en materia represiva se basa en las violaciones sistemáticas a los derechos humanos como respuesta a las formas en las que las organizaciones sociales trabajan para exigir que se garanticen y se cumplan sus derechos. En el caso de los presos de conciencia el Estado niega su carácter de defensor de derechos humanos y judicializa su legítimo actuar.
En el caso de los presos por motivos políticos el Estado viola sus derechos humanos al abrirles expedientes judiciales acusándolos de delitos que no han cometido, al detenerlos ilegalmente, al negarles el derecho a un juicio justo y al someterlos a la tortura física, psicológica y sexual, sobre todo en el caso de las mujeres, durante la detención, el traslado a los centros de reclusión e incluso dentro de los penales en los cuales los recluye.
Consideramos que la violación reiterada a los derechos humanos se ha hecho posible debido a dos factores principalmente:
El primero de ellos consiste en la impunidad de la que goza el Estado debido a que no ha generado los mecanismos para garantizar y promover los derechos humanos y castigar la violación de los mismos. Ejemplo de esto es que a la fecha ninguna persona ha sido juzgada por las violaciones a los derechos humanos cometidas en los casos como el de los Altermundistas de Guadalajara (2004), Atenco (2006).
El segundo factor consiste en el surgimiento de nuevas tendencias en materia represiva que le permiten al Estado perfeccionar su política de criminación de la protesta social (y con ello de las diferentes formas de represión) y sobre todo justificarla como legal y necesaria para “el bien de la sociedad”. Entre esas tendencias nos gustaría destacar:
1. Abrir procesos judiciales a los luchadores sociales o defensores de derechos humanos.
2. La persecución judicial de los defensores de los presos por motivos políticos
3. Se mantendrá una tendencia al uso de la detención arbitraria.
4. Se mantendrá el uso de la tortura (incluyendo la sexual, en la mayoría de los casos no denunciada).
5. La extensión de la cárcel en la libertad por medio de la libertad bajo caución.
6. Aumentará el uso, durante la detención, de grupos interinstitucionales (ejército, policía federal, policía estatal), que han implicado la dilución de la responsabilidad jurídica del Estado con respecto a las violaciones que se cometen en estos actos.
A esto habría que sumar el hecho de las constantes amenazas e intimidaciones de las que son víctimas aquellas personas que se dedican a la defensa de los derechos humanos. Dicho amedrentamiento ha llegado incluso a la ejecución extrajudicial (como en el caso de Digna Ochoa 2001, Mariano Abraca Robledo, 2008 y Josefina Reyes 2009) e incluso se ha documentado que aquellas personas que se identifican como defensores o monitores de derechos humanos dentro de un operativo de represión son golpeadas y torturadas en la misma manera que los luchadores sociales.
Si hacemos un análisis conjunto de las tendencias que hemos mencionado notaremos que existe un perfeccionamiento de los instrumentos de represión que utiliza en Estado en contra de aquellos que, de manera organizada, emprenden la defensa plena de sus derechos. Esto nos orilla a reconocer que el panorama futuro no es alentador, si no se toman cartas en el asunto, las violaciones seguirán ocurriendo e incluso se agravarán.
De ahí que, una de las conclusiones más importantes a las que nos lleva el análisis de la información que hemos presentado es la de la necesidad de las organizaciones sociales de capacitarse en materia de documentación y seguridad para poder seguir trabajando en un contexto demasiado riesgoso. Así mismo consideramos que es en los esfuerzos de unidad en donde podrán irse encontrando alternativas y posibilidades para enfrentar el oscuro panorama que advertimos. Sólo el trabajo coordinado podrá disminuir los riesgos a los que nos enfrentamos, para que en algún momento México se convierta en un país donde verdaderamente se promuevan, garanticen, respeten y vigilen los derechos humanos, donde no haya personas en la cárcel debido a la manera en la que piensan o en la que exigen el respeto de sus derechos. Pero esa es una tarea que depende de todos nosotros.
¡Presos políticos, libertad!
Comité Cerezo México
25 de agosto 2010