- La campaña sin fines de lucro inició ayer y se extiende la recepción de textos hasta el 2 de febrero; aceptarán publicaciones de poesía, cuento, novela, libros ilustrados, diccionarios y enciclopedias
Rocío G. Benítez
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Compartir la lectura también es una forma de hacer comunidad, por ello el Consejo Literario Queretano está promoviendo la Campaña de donación de libros para el Centro de Internamiento y Ejecución de Medidas para Adolescentes en el estado de Querétaro.
A dicha iniciativa, propuesta por la escritora Tzolkin Montiel, se ha sumado la librería El Desvelo, el bar Zeppelin, librería del Fondo de Cultura Económica “Hugo Gutiérrez Vega” y el colectivo Elaborarte Manos Vivas, espacios en donde las personas interesadas en donar, pueden ir a dejar sus libros.
La campaña comenzó ayer y se extiende la recepción de libros hasta el 2 de febrero. Los libros tienen que estar en buen estado, y se aceptarán publicaciones de poesía, cuento, novela, libros ilustrados, diccionarios y enciclopedias.
“Agradecemos tu conciencia social, entendiendo que hacer donaciones no es igual que llevar desechos y que no estamos haciendo una obra de caridad; la intención es fomentar la lectoescritura en los jóvenes internos que por diversas circunstancias están privados de su libertad”, se lee en la descripción de la iniciativa.
Dalia Larisa J. Otero, presidenta del Consejo Literario Queretano, explica que la idea de la campaña se presentó en el último Convite literario de 2023, y los miembros que asistieron estuvieron de acuerdo con el proyecto.
“Es un hecho que siempre es momento de hacer comunidad, a través de la generosidad que implica facilitar libros y revistas literarias, así como diccionarios para chicos que están en etapa de readaptación social, pues la literatura es una alternativa muy importante, abre la posibilidad de imaginar otros mundos”, detalla la también poeta.
Tzolkin resalta que el único interés de esta campaña es acercar la literatura a los adolescentes que están en internamiento, convencida que el arte es también un compromiso social.
“Es una iniciativa ciudadana, no estamos ganando ni un centavo, ni nos interesa; nosotros tenemos mucho acceso a los libros y a los chicos (internos) les sirve para fomentar la lectoescritura, ese es realmente el objetivo, que la literatura tenga una incidencia social, porque si nos quedamos en nuestra particularidad, donde yo escribo y me publican y me hago famoso, me dan entrevistas y hago presentaciones, es muy bonito, pero no hay una trascendencia social y en lo personal, el arte tiene que tener un compromiso social siempre, si no se queda solamente en el ego”, expresa Montiel.
Como participante del Encuentro de Escritoras Queretanas, “Lumbre entre las hojas”, Tzolkin tuvo la oportunidad de leer su obra en el Cereso femenil de Querétaro, esa experiencia fue también una motivación para ahora liderar esta campaña. Pero también ha escuchado la experiencia de quienes han sido privadas de su libertad y han encontrado un refugio en la literatura.
“Desde hace un par de años he convivido con maestros de derechos humanos, con seres queridos que han estado en prisiones de máxima seguridad del país, todos de manera inocente estuvieron ahí, perdiendo su libertad durante muchos años, e invariablemente me decían que para ellos fue esencial la literatura para mantener la cordura y salud mental, estando privados de su libertad; sé que hay lugares en donde inclusive se les castiga el acceso a los libros, se les castiga si escriben, a veces no tienen la oportunidad de tener una hoja o una pluma. Hace poco presentamos un libro que se llama 13 cuentos para resistir que lo escribió un maestro mío, Héctor Cerezo, quien estuvo encarcelado siete años y ahí en prisión se dedicó a escribir cuentos, y dije, algo tenemos que hacer nosotros para compartir los libros que tenemos”, expresa la escritora.
Tanto Dalia como Tzolkin hacen hincapié en la donación de libros ilustrados, porque muchos jóvenes internos no saben leer, y los libros ilustrados son una herramienta para iniciar con su acercamiento a la literatura.
“El enriquecimiento de estas bibliotecas integradas a los reclusorios, así como sus salas de lectura, se hace a través de donaciones, no es que puedan comprar títulos a libre demanda. Por lo que la solicitud es que los libros sean de preferencia literatura, incluyendo libros ilustrados, pues muchos de los recluidos a duras penas han concluido la educación básica”, agrega Dalia.
La librería El Desvelo recibirá los libros de 11 am a 7 pm, de martes a domingo, en su sede ubicada en la calle Francisco Márquez 2A, colonia Niños Héroes. El bar Zeppelin, de miércoles a sábados de 6 pm a 2 am y domingos de 1 pm a 8 pm en la calle Independencia 186, barrio de La Cruz. El colectivo Elaborarte Manos Vivas, de jueves a lunes de 10 am a 8 pm, en calle Independencia 20, colonia Centro. Y la librería del FCE “Hugo Gutiérrez Vega” que se ubica en el campus Centro de la UAQ.
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