Pues vamos a continuar en esta crítica desde la izquierda al Proyecto de Nación 2024-2030 de Claudia Sheinbaum, hay que recordar que la crítica no es un ataque, ni quiere decir que estamos llamando entonces a votar por la ultraderecha o que estamos insinuando que debería regresar al poder un Calderón y su García Luna o un Peña Nieto para que terminen su labor sistemática y generalizada de ejecutar extrajudicialmente, asesinar, a los y las luchadoras sociales y personas defensoras de derechos humanos y a otros miles de personas.
Al contrario, llamamos a no votar por el proyecto asesino de la ultraderecha, PAN, PRI y la rémora PRD, pero debe quedar claro que la crítica es un mecanismo que permite ver los errores, zigzagueos y la posición blandengue de la socialdemocracia en el poder.
La crítica señala las contradicciones de la socialdemocracia, contradicciones que son el germen de su propia derrota, con qué cara podemos aplaudirle, si tiene una alianza con la otra rémora, el Partido Verde que de izquierda o por lo menos progresista no tiene nada, al contrario, es también una agrupación política que representa a una parte de la derecha que anida en el seno de la socialdemocracia.
Para muestra un botón, mientras en el Proyecto de nación se promete que “se propondrá la tipificación del delito de represión, entendido como el uso de la violencia por parte de cualquier fuerza pública en contra de cualquier expresión ciudadana pacífica y legal;” Sheinbaum y varios seguidores de MORENA, criminalizan la protesta que el movimiento de Ayotzinapa realizó en Palacio Nacional, Sheinbaum conoce perfectamente la forma de actuar de los jóvenes normalistas y públicamente declara que hay provocación, porque no se entiende que rompieran la puerta de Palacio Nacional cuando hay diálogo con el gobierno, mientras sus seguidores acusan infundadamente que esa acción está dirigida por los Panazis o aseveran que es un acto que forma parte de un “golpe blando”, criminalizan los actos de protesta, que si no tuviera funestas repercusiones, sería objeto de risa.
Si ya, sin ser la presidenta, en la práctica contradice sus propias promesas, que esperamos de las demás propuestas que están escritas en su Proyecto de Nación, ¿lo mismo?
Regresando a su Proyecto de Nación, nos dice que va a impulsar el “fortalecimiento del sector social de la economía mediante políticas y programas que permitan la incorporación a las actividades productivas de cooperativas, comunidades, talleres familiares y uniones campesinas y artesanales” lo cual estaría bien, si no prometiera también a la par, que no está escrito, el mantener una política de libre comercio, ya que son dos puntos contradictorios, el libre comercio genera capitalismo, fortalece los monopolios y lleva a la quiebra toda iniciativa de economía social.
Un punto a favor es la reindustrialización del país bajo la rectoría del Estado, claro que esperamos que no le den la conducción económica de las nuevas empresas al Ejército como pasa con el tren maya.
Sobre el outsourcing, sí promete su desaparición ya que señala atinadamente que su naturaleza implica simulación y violenta los derechos laborales, promete subir el salario hasta alcanzar el doble de la línea de pobreza por ingresos o recuperar el máximo histórico del poder adquisitivo, preferimos lo primero, que sería aproximadamente el equivalente a $8,000 pesos por persona, es decir, en una familia dónde ambos padres trabajen, ganarían 16,000 pesos, lamentablemente para que una familia de 4 personas salga del límite establecido como pobre, faltarían aún 9,000 pesos más y si planteamos que una familia de 4 personas deje de ser pobre, debería ganar una persona 25,000 pesos, así que la promesa de mejora salarial es apenas un tercio de lo necesario.
Está bien impulsar la política de vivienda social, mal que sea a largo plazo eliminar el sistema de pensiones neoliberal y reemplazarlo por un sistema público, debería ser a corto plazo, está bien que se refuercen las inspecciones y se sancione a los patrones que violen la legislación laboral, pero la promesa debería ser que si hagan la inspección y sancionen y no como actualmente es, que el inspector sólo pasa a la oficina del patrón a recibir su tajada para declarar que el patrón no viola la ley.
Esperamos que ahora sí, los “socios”, pero también los “becarios”, los “beneficiarios de programas” que actualmente trabajan para el gobierno, pero sin los derechos de trabajador sean reconocidos como tales y no se mantenga la simulación actual de darle nombres diversos para simular la relación laboral con miles de trabajadores de gobierno, como todos los que trabajan en los Pilares en la CDMX, por poner un sólo ejemplo.
Sobre el sistema nacional de cuidados para reconocer, reducir y redistribuir las cargas de cuidados que realizan las mujeres en más de un 70 por ciento, nos parece una buena iniciativa, guarderías infantiles, escuelas primarias de tiempo completo con ingesta de alimentos, comedores públicos y lavanderías gratuitas adaptadas a las necesidades de la mayoría de las mujeres sería un buen comienzo, ahí si se realiza, le pondremos una palomita.
Sobre el tema de la soberanía energética está bien que se recupere la petroquímica secundaria, que se derogue la reforma neoliberal del 2013, que se establezca el acceso a la electricidad como derecho humano, falta el borrón y cuenta nueva para los usuarios con adeudos por cobros ilegales.
Sobre las acciones de bienestar y justicia social, está bien mantener los programas sociales e incrementar su monto, aunque una solución a corto plazo debe ser que el salario aumente hasta 25,000 pesos al mes, está bien garantizar la educación y la salud para todos y la red nacional de residencias estudiantiles desde la Secundaria hasta la licenciatura para todos aquellos y aquellas jóvenes que enfrenten situaciones de violencia o de abuso en sus hogares, podemos decir que en el papel muchas de estas acciones abonan a una vida digna, sin lugar a dudas, no obstante no se toca a profundidad el tema de la corrupción.
Y este tema es un punto nodal que se soluciona con un salario digno, mientras el salario no alcance a satisfacer las necesidades de una familia, y los funcionarios públicos de alto nivel ganen lo que actualmente ganan, que como dijimos en el análisis pasado es una grosería, esta disparidad obliga a los que ganan menos a obedecer a quienes ganan más a coercionar a los usuarios para arrebatarles dinero que deben darle a los mandos superiores, quitándole un poquito para ellos, así que la solución a este problema es bajar los salarios de la capa, actualmente, privilegiada y elevar los salarios de la mayoría de los trabajadores, con ello se eliminaría la corrupción es general, de lo contrario sólo quedará en el papel las buenas intenciones y en la realidad lo contrario y estas contradicciones son las que generan descontento y abonan a la causa de la derecha, no acaso oímos esa frase descontextualizada de la derecha que dice: que los programas sociales es dinero de quienes sí trabajan que el gobierno le reparte a los que no trabajan, lo cual no es verdad, pero sirve para que los trabajadores, como en Argentina, voten por la derecha, creyendo que lo que pagan de impuestos y los gobiernos progresistas le “regalan” a los huevones se les aumentará en el sueldo, descubrirán, como en Argentina que no sólo no les aumentarán, sino que les quitarán más, pero el daño ya estará hecho y eso es lo que debe evitar la socialdemocracia mexicana, aprender de la experiencia de otros países que han regresado a la derecha por los errores, zigzagueos y blandenguería propia de la socialdemocracia.
Para el rescate del campo y la autosuficiencia alimentaria, están bien las acciones que dicen se ejecutarán, pero hay que recordar que, si los programas sociales de apoyo al campo sólo se realizan a nivel individual y se excluye a las organizaciones sociales y colectividades, están incubando nuevamente una política neoliberal basada en el individualismo, se debería incentivar y apoyar principalmente los procesos colectivos de producción con apoyos directos y el fortalecimiento de acompañamiento técnico y de acceso al financiamiento, de lo contrario abonan a la división social y el efecto es contrario a lo que están planteando.
Hasta nuevamente nos quedaremos en esta tarea de analizar y criticar el Proyecto de Nación 2024-2030 de la próxima presidenta, aún faltan muchos puntos, que estamos obligados a leer y estudiar, ya que es la propuesta que a socialdemocracia está haciendo y aplicará en el próximo sexenio.
Es claro que no plantea nada más allá de lo que sus límites ideológicos le permiten, así que no podemos decir, como alguna izquierda un poco cavernícola lo ha hecho en este gobierno, que AMLO engañó al pueblo, nada más cierto, ha hecho lo que prometió, salvo contadas excepciones, y nunca prometió el paraíso en la tierra, sólo frenar el neoliberalismo, lo cual es real, es sólo un freno, ni está destruido, ni ha dejado de operar, lo mismo pasará con el nuevo gobierno, pero depende de quienes estamos a la izquierda de AMLO y el nuevo gobierno, poner los puntos sobre la íes y hacer la crítica de las limitaciones ideológicas y sobre todo prácticas de la socialdemocracia en el poder.
Y recordar que la crítica y eso lo saben los socialdemócratas, es una de las herramientas más poderosas para identificar los errores, hacernos conscientes de ellos, plantear soluciones y no volverlos a repetir, quién diga que es un ataque, que es parte de la quincuagésima etapa del golpe blando y demás ideas falsas, tiene la intensión malsana de justificar el regreso neoliberal o es solamente una persona poco avispada.
Así que también nos interesa que nos digan, estimados escuchas o lectores, qué piensan ustedes, están o no de acuerdo con lo que escribimos, nosotros si alentamos la crítica de lo que hacemos y decimos que esté mal, sólo así mejoramos y si quiere aprender a hacerlo, ya sabe, lo invitamos a participar con nosotros y de manera colectiva empujar a la socialdemocracia a la izquierda y frenar a la derecha que sabemos se alimenta de los errores de la socialdemocracia para ganar, cosa que tenemos la obligación de impedir.