Como lo habíamos mencionado en el pasado Pacomentario del 09 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador logró que la Guardia Nacional se convirtiera en un nuevo brazo operativo del Ejército mexicano, es decir, que se militarizara aún más la Seguridad Pública y ha cometido un grave error que nos empezará a costar de ahora en adelante.
A pesar de la experiencia latinoamericana en la que sacar a los militares de sus cuarteles y militarizar la vida social, política y económica siempre ha sido sinónimo de mayor represión y terrorismo de Estado, la “izquierda electoral” mexicana nomás no quiere aprender, incluso es penoso ver cómo intentan justificar esta mayor militarización con argumentos como que el 80% de la población está de acuerdo, olvidando incluso la historia universal que nos ha indicado que el Nazismo llegó al poder en Alemania por mayoría de votos, es decir, democráticamente.
La militarización y la represión que conlleva no es problema de mayorías, sino de las acciones concretas de terrorismo de Estado que, históricamente, ha llevado a cabo la clase económica representada en el poder político, no se trata tampoco de personas buenas en el poder que los contengan y malas que les den “carta blanca” para reprimir, sino de una política económica y social que mantiene a Slim ganando más de 3 millones de pesos en un minuto y a un trabajador con salario mínimo menos de .30 centavos de peso en ese mismo tiempo.
Para ejemplos tenemos muchas acciones represivas que cometen las diferentes instancias, militares y civiles encargadas de la recolección de información de inteligencia para, en el momento político necesario, cometer graves violaciones a los derechos humanos en contra de luchadores sociales y defensores de derechos humanos, aunque públicamente AMLO ha dicho que no reprimirá, lo real es que las diferentes instancias gubernamentales continúan haciendo acopio de información mediante el espionaje ilegal, el seguimiento, la vigilancia, la toma de fotografías y de video del actuar legal y público de los defensores de derechos humanos.
Si no me cree, puede revisar la página de nuestra organización, el Comité Cerezo México y encontrar las diversas acciones ilegales de recopilación de información de los miembros de nuestra organización, seguimientos, hostigamientos y toma de fotografías en nuestra contra, por lo menos de eso nos hemos dado cuenta y lo hemos documentado, quién sabe qué más siguen haciendo en nuestra contra, seguro nada bueno, ni legal.
Más adelante, cuando AMLO ya vaya de salida, que ya casi o durante el próximo gobierno, toda esa información recabada ininterrumpidamente se usa y usará en nuestra contra, como contra el resto del movimiento social y de derechos humanos en el país.
Incluso, en esos momentos, la izquierda electoral, hasta denuncie las violaciones a los derechos humanos, pero, como siempre, justificando estos actos represivos como producto del actuar de algunas “manzanas podridas” dentro del sistema y no como una política de Estado que tiene la finalidad última de mantener la diferencia entre lo que gana Slim y lo que gana un obrero con salario mínimo que ya vimos es abismal, tal vez, ésta es la limitación histórica de esta izquierda socialdemócrata, no entender los procesos de militarización, ya sea porque el dinero que reciben producto de su trabajo en el gobierno se aleja cada vez más del salario de la mayoría del pueblo mexicano o porque no creen que son ellos también los espiados, y cuando regresen los neoliberales, que entre las “corcholatas” de AMLO también están bien representados, les irá igual que en los países militarizados le ha ido a la izquierda socialdemócrata, serán también, víctimas de la represión política, claro que a ellos les alcanza para el exilio dorado, nosotros y el pueblo que confió en ellos, acá nos quedaremos, luchando, como siempre, por el derecho humano a una vida digna.
Ahora bien, si esto que decimos, y que de ninguna manera inventamos, sino sólo lo aprendimos de la historia de los pueblos latinoamericanos que han padecido la militarización, es, a los ojos de esta izquierda caviar, ser conservadores de izquierda, pues aceptamos gustosos este epíteto, uno más a nuestra colección, hemos sido ya llamados durante el Periodo del panismo y el nuevopriísmo, “terroristas”, “delincuentes”, “guerrilleros” un día, “paramilitares” otro día, “defensores de delincuentes” y un largo etcétera, ahora, aunque piensan lo mismo, tratan de disfrazar con florituras en el lenguaje la criminalización, convirtiéndonos ipso facto en “conservadores de izquierda”.
Pero, este nuevo nombre significa, para cuestiones prácticas, exactamente lo mismo que cuando gobernaban los conservadores de derecha, justificar ser objetivos del espionaje policiaco-militar que prepara las condiciones concretas para cometer graves violaciones a los derechos humanos, de manera sistemática y generalizada, en contra del movimiento social y de derechos humanos en México.
Esta lección, sobre la militarización y sus consecuencias, nos la ha enseñado la historia de los pueblos hermanos de Latinoamérica, a la que tanto gusta apelar actualmente nuestra izquierda caviar, historia que se sigue repitiendo.
Por nuestra parte, apelando también a la historia, no nos queda más que aprender que sólo organizados, junto y como parte del pueblo que gana esos .30 centavos el minuto, es posible echar atrás los procesos de militarización de la vida social, económica y política de un país, que, incluso, por “buena fe” han realizado gobernantes que, efectivamente, no son conservadores de derecha y que en el plano político mundial tienen un papel progresista.
Cerramos invitándolos, como siempre, a participar con nosotros en la lucha por el derecho humano a una vida digna para todos, en contra de la militarización de la vida social, económica y política, de la desaparición forzada, de la ejecución extrajudicial, de la tortura y de la prisión política en contra de aquellos “conservadores de izquierda” que, necios, seguimos luchando.