Ya en nuestro análisis pasado: Comisión de la Verdad, renovación de la esperanza o choque con la realidad, habíamos dicho que:
“En estos temas es mejor pecar de cauto que lanzar las campanas al vuelo, hay que esperar cómo estarán conformadas las comisiones y quiénes serán los expertos hasta ahora independientes, para ver hacía qué lado se cargarán los dados.”
Ya está conformada la Comisión y salvo una, máximo dos personas, las demás no sólo cargan los dados hacia el academicismo sino también hacía la derecha, no sólo son poco conocidos socialmente, sino que están desligados del movimiento social y del de las víctimas de la llamada Guerra Sucia incluso uno que otro, contrarios abiertamente a la lucha armada de ese tiempo.
Muy mal parados quedan quiénes, dizque representando al universo de las organizaciones de víctimas de la Guerra Sucia y del movimiento social en general, no pelearon o si lo hicieron, no se nota por que estuvieran quiénes conocemos son más cercanos al movimiento social y/o tienen un contacto con la práctica de la lucha social y sólo se convirtieron en agradables comparsas de esta caricatura de expertos de la casi ignorada Comisión de la Verdad.
No es con foros que esta comisión debe ser socializada para que tenga un carácter de Comisión de la Verdad, parece qué hasta ahora sólo merece ser noticia de segunda plana, no vimos en la mañanera la mención necesaria y suficiente para socializarla y que inicien sus engranes a moverse, más bien parece que merece el ostracismo mediático, una por el perfil de sus “expertos” y otra por que no es realmente importante para el Estado, para el perpetrador.
Ya decíamos en el análisis arriba citado:
“Qué cada paso que se de en esta comisión tenga eco en el movimiento social, que no sea una comisión de la verdad en lo obscurito, sólo para las víctimas directas, sin que la verdad sea socializada y se conozca por parte de la mayor parte del pueblo lo qué sucedió, cómo sucedió y quién lo realizó, y se juzgue a todos los responsables.”
No se trata de ir a buscar en el Archivo General de Nación lo que ya todo mundo no encontró, se trata de ir directamente a la fuente de los responsables de la Guerra Sucia, el Ejército y abrir sus archivos y, ahí sí, buscar quiénes fueron los responsables y la cadena de mando que ordenó las detenciones arbitrarias, las torturas, las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones forzadas de los miles de militantes de la izquierda armada y no armada socialista y democrática que fue víctima de esas graves violaciones a los derechos humanos.
Ahora tendremos que esperar que se tarden dos años para hacer la investigación en silencio, en lugar de que cada paso que den se publique para de la mano del movimiento de víctimas y del movimiento social se empuje por la verdad a la que aspiramos, no se trata de hacer otro informe sobre las graves violaciones a los derechos humanos, se trata de encontrar la verdad y la justicia y de ese objetivo sale un informe, pero no al revés como al parecer, por el perfil de los “expertos” será.
Pero para no descalificar del todo esperaremos el anuncio por televisión, porque por internet ni quién lo vea, para invitar a todos los que tienen información sobre la guerra sucia a ser partícipes de esta comisión con sus testimonios directos o de los familiares de quiénes desechados una vez que fueron útiles saben quién ordenó y qué pasó con muchas víctimas.
Esperamos también al primer juzgado para que con base en su testimonio haya más elementos para seguir el hilo de la historia de las víctimas, el llamado nacional a romper el pacto de silencio cómplice de parte de los perpetradores, los spots en cadena nacional sobre el avance de esta Comisión de la Verdad y qué pasos se están dando, sólo así tendremos una verdad socializada que es un objetivo de este tipo de comisiones de la Verdad.
No nos conformaremos con otras “verdades” que no sea la verdad histórica judicializada, no como dicen las experiencias fallidas de comisiones de la verdad que surgen a partir de las posiciones de justicia transicional, justicias morales, justicias reconciliadoras o cualquier otro tipo de Justicia que no lo es, nuestro grito será siempre, ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos, es decir lo que queremos es verdad y justicia.
Por otro lado esta comisión debería ampliar su periodo de investigación, ya que arbitrariamente decidir que fuera hasta 1990 no tiene justificación histórica alguna, más parece que se evita investigar las masacres contra los zapatistas, Acteal, Aguas Blancas, el Charco, el Caso Cerezo, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, Atenco, los desaparecidos del EPR e incluso Nochixtlán ya que los perpetradores no sólo están vivos sino son actores activos en la política y gobierno actual, no debe ser otra comisión del pasado limitada al periodo de la guerra sucia, sino debe ser una comisión que abarque hasta el fin del periodo neoliberal que el presidente Andrés Manuel López Obrador decretó en 2018.
Como autocrítica queda para el movimiento social el saber que ya no quedan muchos intelectuales comprometidos con el Pueblo, ya no está un Carlos Montemayor, un Granados Chapa, y eso es responsabilidad del movimiento social en su conjunto y su falta de crecimiento como movimiento independiente, pero eso no nos quita el decir lo que debemos decir, criticar lo que hace mal el gobierno y exigir que cumpla por lo menos con sus propias leyes.