Todo parece miel sobre hojuelas, se ha creado mediante un decreto presidencial la Comisión por la verdad y el esclarecimiento histórico, el periodo histórico que comprende es del año 1965 al año 1990.
Ahora el Gobierno federal maneja perfectamente el discurso de los derechos humanos, dicho decreto incluye lo que es justicia, memoria, verdad y reparación integral, incluyendo los mecanismos de no repetición.
La gran incógnita es ahora si la sonrisa con la que aparecen víctimas y autoridades en la foto de la firma del decreto permanecerá o poco a poco ira menguando del lado de las víctimas que, al parecer, han renovado sus esperanzas o sólo redescubrirán que la esperanza nuevamente se topará con la realidad de las políticas de impunidad del Estado mexicano.
En estos temas es mejor pecar de cauto que lanzar las campanas al vuelo, hay que esperar cómo estarán conformadas las comisiones y quiénes serán los expertos hasta ahora independientes, para ver hacía qué lado se cargarán los dados.
Así también, veremos, en el movimiento tan disímil de víctimas y familiares, qué posiciones políticas resaltarán y cuáles saldrán opacadas, quiénes se cerrarán al pasado que ya no implica tantos riesgos y quienes tratarán de enlazar con el presente para ampliar el periodo de dicha comisión que por decreto se podría. O por lo menos encadenar que la historia de la represión es continua, que los represores del pasado son los familiares y maestros de los actuales y no hay un corte radical en este encadenamiento represivo.
O se ensañarán con los represores ya muertos y dejarán de lado a los vivos y a los que han permitido la continuidad de la represión política del año 90 a, por lo menos, el periodo de Peña Nieto.
Encontraran a Rosendo Radilla esta vez sí o se mantendrá la impunidad en este emblemático caso, juzgarán a los que se beneficiaron de los crímenes contra la insurgencia de los 70 o sólo al policía que detuvo y torturó a los detenidos-desaparecidos; en este rubro caben grandes empresarios actualmente vivos que pagaron sumas importantes de dinero a manera de recompensa por la detención, tortura y ejecución extrajudicial de los guerrilleros o ni los familiares de las víctimas recordarán esto que forma parte de la justicia, a cambio de migajas de verdad y retazos de justicia.
Harán del campo militar número uno museo también, desmantelaran como parte de la no repetición a la obscura sección segunda de inteligencia militar que hasta con Peña Nieto mantuvo amenazados y con vigilancia a muchos defensores de derechos humanos o por lo menos prestó la información recabada para la ejecución extrajudicial de muchos luchadores sociales y que fue la responsable de conseguir los datos para la represión, sino es que también colaboró en las desaparición forzada y ejecución extrajudicial de miles de mexicanos acusados de subversivos de los 70 a la fecha.
Este decreto, si bien, es producto de la lucha de miles de familiares y organizaciones sociales y no sólo una decisión política de buena fe del gobierno mexicano en turno, aún sólo está escrito y del decreto a la práctica concreta hay un tramo inmenso que sólo será acortado en la medida que sigamos, el movimiento independiente de derechos humanos y de familiares de víctimas, empujando por una verdadera verdad, una justicia justa, una memoria social y socializante del pasado de terror y una reparación integral que no se quede en la reparación económica, sino que vaya al desmantelamiento de las estructuras estatales que permitieron y han seguido permitiendo la represión en contra del movimiento insurgente y social en México.
Hasta ahora nada es seguro, por ello llamamos a familiares y víctimas a estar listos, a buscar en sus corazones no la satisfacción personal, sino el proceso de justicia social que se requiere para que esta comisión por la verdad sea histórica y no una más.
Un punto bueno a favor es que no se mencione la palabra transicional, por lo menos en los medios que hemos leído, ni que se acoja la idea del tribunal internacional que la derecha viene impulsando, lo que nos merece ya un reconocimiento al proceso que ha iniciado ya.
Pero no nos durmamos en nuestros laureles, sigamos vigilantes, quiénes fueron los represores de ayer siguen empujando y harán hasta lo imposible por no permitir una verdad y sobre todo una justicia que si los juzgue.
Qué cada paso que se de en esta comisión tenga eco en el movimiento social, que no sea una comisión de la verdad en lo obscurito, sólo para las víctimas directas, sin que la verdad sea socializada y se conozca por parte de la mayor parte del pueblo lo qué sucedió, cómo sucedió y quién lo realizó, y se juzgue a todos los responsables.