Desde la montaña de Tlapa donde florece la dignidad de los pueblos indígenas, reunidas en la XLIV Asamblea de la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos”, las organizaciones que la conformamos constatamos el final de un sexenio de muerte, violencia, despojo, temor y miseria, y con él la salida impune de Felipe Calderón, que sin embargo será recordado como responsable de la peor crisis del estado de derecho en México.
Los saldos del sexenio que termina son: 60 mil muertos, un número proporcionalmente mayor a los ocurridos en la guerra civil guatemalteca; más de un millar de desaparecidos que rebasa la cifra de los de la guerra sucia; miles de desplazados internos y refugiados por la violencia; un aumento desmesurado de la tortura como método de investigación y castigo; ataques a derechos de las mujeres y un creciente feminicidio; una política de seguridad que por un lado criminaliza la migración generando mayores dividendos por la trata de personas y profundizando la inseguridad en vastas regiones, y que por el otro ha creado un estado de sitio y en muchos lados de guerra civil, por parte de militares y grupos criminales, que carece de sentido y parece no tener fin.
A la par de lo anterior, se han creado en este sexenio las condiciones jurídicas e institucionales para un régimen de avaricia desmedida y despojo, que lejos de traer bienestar, crea miseria e incertidumbre a través de centenares de concesiones mineras a lo largo y ancho del territorio, parques eólicos, presas, proyectos de turismo a gran escala, etc.; por su fuera poco, como corolario de la pauperización, se promueve la reforma laboral que precariza el derecho al trabajo decente.
En estas condiciones, periodistas y personas defensoras de derechos humanos, termómetros de la democracia, sufren muerte, amenazas, estigmas y calumnias, particularmente por quienes tienen la responsabilidad de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos.
En suma, atravesamos un momento histórico de violencia y violación sistemática de los derechos humanos que no vemos que cambiará su rumbo. Enrique Peña Nieto quien debería estar enfrentando procesos penales, al menos desde los hechos de Atenco en 2006, está a dos meses de recibir la banda presidencial, gracias a la irresponsabilidad del poder judicial y a la sumisión de la procuración de justicia al poder político.
Declaramos que en democracia no basta tener la mayoría para alcanzar legitimidad, se requiere además jugar con reglas democráticas, garantizar certeza, transparencia y equidad en la contienda, y una verdadera representatividad, condiciones que no han sido alcanzadas.
Con estas carencias y retos nos enfrentamos al inicio de una nueva administración, sin embargo, vemos también enormes esfuerzos de la sociedad civil que en resistencia y de manera contra-hegemónica, lucha por cambiar las condiciones y procurar el ejercicio de los derechos humanos de la población: organizaciones civiles, de campesinos, sindicatos, pueblos indígenas, comunidades, barrios y colectivos ciudadanos, que se han transformado en defensores de derechos humanos. En estos momentos de crisis del estado de derecho, en ellos depositamos la esperanza y con ellos asumimos el compromiso de defender los derechos humanos como el modo más radical para combatir de raíz la impunidad y la desigualdad, sin hacer concesiones a gobiernos y grupos de poder que discriminan y pisotean los derechos de las y los olvidados de siempre.
Atentamente
Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos”
Conformada actualmente por 73 organizaciones en 21 estados de la República