A nuestra hermana Aline Ussel

El día de hoy nuestra querida (y de muchos más) hermana Aline murió.

Desde hace meses esperábamos esta amarga noticia, resultado del paso del tiempo en su cuerpo…

Como integrantes del Comité Cerezo México nos unimos a la pena de la congregación de las Dominicas del Verbo Encarnado, a la de su familia y a la de todas las personas que amaron a Aline.

Este escrito es también un homenaje a ella y a quienes como ella han hecho de su fe religiosa, una fe en el ser humano y les ha permitido ser solidarias, amorosas, generosas y valientes.

Fue la circunstancia de la cárcel y la decisión de luchar lo que hicieron que conociéramos a Aline y a sus hermanas por medio de cartas en 2005, años más difíciles que estos, no sólo por la cárcel, el hostigamiento, la estigmatización, el intento de aislamiento y la debilidad del movimiento popular, sino también, porque es ese contexto era difícil encontrar a quienes de manera generosa y solidaria nos tendieran la mano; pero existieron esas personas y esas organizaciones.

Una de esas personas fue Aline y sus hermanas, Brigitte, fallecida el año pasado y Rosita quien vive todavía y abrazamos entrañablemente frente a esta pérdida, entre otras.

En 2008, Héctor conoció a Aline personalmente, ella llegó de visita al penal de Atlacholoaya, Morelos, lugar al que Héctor fue trasladado en diciembre de 2007.

Por medio de ella, Brigitte mandó cosas para pintar, después en 2008 conocí a Aline cuando me trasladaron al mismo penal que a Héctor.

Aline entraba al penal con lo que no se podía: lentes oscuros, periódico, su crucifijo…y nos platicaba que en algunas ocasiones le preguntaban los custodios si no era nuestra madre… “si acaso su abuela” contestaba alegremente Aline…

No supimos cómo llegó a la mesa donde firmamos nuestra liberta en medio del tumulto de la salida de la cárcel…a partir de ese febrero de 2009, nuestra amistad fue estrechándose y el amor mutuo también.

Nunca ganamos el Premio de Derechos Humanos Don Sergio Méndez Arceo al que como comisión de Justicia y Paz nos propusieron varias veces; aunque Aline se confundía y creía que sí…

Fue gracias al trabajo con las organizaciones de este Premio que trabajamos con Aline, que conocimos a otras personas hoy entrañables que nunca interpusieron su fe religiosa para alimentar un prejuicio respecto a los ateos que siempre hemos sido.

En el libro que escribimos Con el corazón en su sitio escribe Aline…que a veces la evangelizábamos…Aline a nosotros nos enseñó ese amor profundo a la humanidad, esa generosidad sin límite, esa fuerza de afrontar el presente con fe y confianza en lo que uno está convencido…Aline nos respetaba, pero no dejaba de bendecirnos, a veces, cuando creía que no la veíamos, no dejaba de decirnos que oraba por nosotros…y siempre respetamos su fe y su forma de expresar su aprecio y nos atrevemos a decir, su amor.

Conocer a Aline también fue conocer a Digna Ochoa y Plácido, conocer la amargura que dejó su ausencia y la forma en que nos la arrebataron.

Aline era alegre, bromista y severa…poco a poco en estos trece años de convivir (no todo el tiempo que quisiéramos) nos dábamos cuenta de que se olvida de sus lentes, de su bastón, cada vez más seguido, nos sorprendió su fortaleza al recuperarse de una fractura de cadera…

Aline, como otras personas, fue imprescindible, pero sencilla, humilde, sin un dejo de presunción frente a lo que hacíamos en la Fundación Don Sergio, ella es y será siempre un legado y un pilar de la misma.

En nuestro corazón vivirá Aline, así como Digna, así como quienes aman y luchan por un mundo justo y libre para todos.

Cada día de trabajo será nuestro homenaje para ella y para todas quienes en diferentes momentos han sido generosas, amorosas, solidarias y valientes con nosotros.

Por el Comité Cerezo México
Antonio Cerezo Contreras.