- La sociedad ganó al estado mi libertad: Alejandro Cerezo
- Pericialmente la Limeddh demostró la tortura
- Acusados de la intención de organizarse para delinquir
- Una cita de James Petras como “prueba” de subversión
- Gobierno teme a cultura y conocimientos... y a los jóvenes
- Macedo de la Concha criminalizaba a la UNAM, quería inculpar al CGH
Por Javier Hernández Alpízar.
En el estudio de Política. TV, platicamos, el pasado 3 de julio, con Alejandro Cerezo Contreras, quien apenas en marzo pasado fue liberado del penal de La Palma, al obtener un amparo directo contra una sentencia de la PGR a siete años y medio de cárcel, de los cuales estuvo preso casi cuatro años.
Los coacusados, sus hermanos Héctor y Antonio, siguen presos en penales de alta seguridad, en Matamoros y en Jalisco, y el señor Pablo Alvarado sigue en La Palma, Estado de México.
Así resumió Alejandro su detención y la situación dentro del penal. “La detención se da el 13 de agosto de 2001 -explicó- a raíz de unos petardos que estallaron el 12 de ese mismo mes y año en tres sucursales de Banamex.
Supuestamente hacen una investigación y el lunes 13 detienen a mis dos hermanos en su domicilio, cerca de las seis de la mañana. Los torturan durante doce horas. Yo llego como a las cuatro de la tarde. No vivía con ellos, iba a lavar ropa. Es cuando a mí me detienen. Me toca ver como están torturados. Me meten en otro cuarto, me empiezan a amenazar y a maltratar.
De ahí nos trasladan a la PGR, en Camarones, y luego al penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez, hoy La Palma. “Los métodos de tortura han evolucionado en los organismos policiacos, usan métodos científicos para torturar dejando la menor huella posible. Pero se toparon con un perito en este tipo de tortura sin dejar huella. Afortunadamente un organismo de derechos humanos logra demostrar pericialmente la tortura de mis hermanos y la mía, es la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (LIMEDDH), de la cual está a cargo el doctor Adrián Ramírez, y ese peritaje está aceptado por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.
Entonces sí hay una respuesta contundente al argumento de la Procuraduría General de la República de que no hubo tortura, como decía el señor Ledezma, encargado de derechos humanos en la PGR. “Es un triunfo haber salido, pero la justicia que llega tarde no es justicia. Por lo tanto, más que nada es que la gente, la sociedad civil, los intelectuales, los escritores, los universitarios le han podido arrancar a de sus manos al estado mi libertad.
“Actualmente, en el Cefereso (Centro federal de readaptación social) número 1, La Palma, no tienen ninguna actividad, o sea, no tienen pintura, teatro, ni labores. Nada. No les permiten libros, periódicos, revistas ni televisión. Nada absolutamente. Están en una celda de tres y medio por dos metros, totalmente aislados. Solamente salen una hora al patio. Entonces uno se pregunta: cómo es posible que bajo ese sistema penitenciario se logre readaptar a la gente.“El Cefereso se creó, y así lo especifican los documentos en el Diario Oficial de la federación, para gente sentenciada, o sea, ejecutoriada totalmente, con sentencias altas y delitos graves. En nuestro caso, no es una sentencia alta: trece años y medio y luego, en la apelación, diminuye a siete años y medio.
Estuvimos durante el tiempo de ser procesados en un penal de alta seguridad. Violaron todas las normatividades que ellos mismos han establecido. Uno se pregunta cuál es la intención, por qué actuaron de así, por qué violaron las normatividades, por qué tanta saña con nosotros.
“Originalmente nos acusaron de terrorismo, daño en propiedad ajena, violación a la ley de delincuencia organizada, transformación y acopio de artificios explosivos, posesión de armas y cartuchos de uso exclusivo del ejército. En el auto de formal prisión, nos quitan el delito de daño en propiedad ajena: Nos exoneran de los petardos en Banamex, entonces no hay el acto por el cual nos están juzgando. En la sentencia, después de la apelación, nos quitan el delito de terrorismo. Porque no habiendo el acto de daño en propiedad ajena, no puede haber un acto que cause terror en la población. Y nos quitan transformación de artificios explosivos, porque no habiendo el acto de terror, no hay artefactos explosivos. “Nos dejan delincuencia organizada. ¿Por qué? Ese delito tiene tres modalidades:
Terrorismo, narcotráfico o transportación y tráfico de armas. Pero no nos ponen ninguna modalidad. No nos ponen delincuencia organizada en la modalidad de terrorismo. Nos ponen delincuencia organizada en el sentido de que “pensábamos organizarnos para cometer un acto delictivo”. Es una copia de la legislación estadounidense del delito de conspiración. Si pensabas, junto con otras personas, cometer un delito, con eso basta para tipificarlo.
“Por qué dejan encarcelado a Pablo Alvarado Flores, porque como los tres somos hermanos, hay un artículo en el código penal federal que dice que cuando hay una relación de consanguinidad no pueden ser juzgados, entonces lo que hacen es detener a Pablo Alvarado para que seamos cuatro y haya alguien a quien no conozcamos los hermanos, para que se configure el delito. Nos dejan delincuencia organizada, posesión de armas y cartuchos exclusivos del ejército, y acopio de artefactos explosivos y nos dan siete años y medio. “Utilizan como pruebas para configurar los delitos cerca de quinientos libros que tenían en su domicilio mis hermanos. Esos libros eran de filosofía, filosofía política, economía, economía política. Tanto vertientes marxistas como no marxistas, positivistas, Weber. Por qué tenían esos libros en casa, pues porque mis dos hermanos estudian filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Porque yo estudio sociología en la UAM Xochimilco y economía en la Facultad de Economía de la UNAM. Era obvio por qué teníamos esos libros, pero los aducen como una prueba para decir que somos subversivos. “En el expediente jurídico hay una cita de James Petras, uno de los más reconocidos intelectuales de los Estados Unidos junto con Noam Chomsky, que fue bajada de la internet, y la meten como un prueba de subversión. Un se pregunta cómo puede ser delito tener ese tipo de textos y leerlos, si son parte de la academia. Los maestros te los dejan.
“Macedo de la Concha declaró que la UNAM era un semillero de guerrilleros. La UNAM respondió que no es así, que en la universidad hay una pluralidad y tolerancia a los pensamientos de cada quien. El gobierno mexicano teme, como todos los gobiernos, que la gente adquiera una cultura, las herramientas, los conocimientos como para que pueda exigirle lo que tiene que hacer y la manera como tiene que hacerlo. Ante ese temor, el gobierno va a satanizar todo lo que es conocimiento y le sirva de herramienta a las personas para transformar la sociedad de una manera humana, justa, respetuosa de los derechos humanos. Al torturarlos, les preguntaban sobre el Consejo General de Huelga de la UNAM:
“Creemos que esa insistencia era para tratar de involucrar a la gente de las organizaciones estudiantiles, pero nosotros, a pesar de la tortura, no firmamos ningún documento. Querían que firmáramos un documento autoinculpatorio, cosa que no hicimos. El estudiante siempre se ha visto como un peligro, y no sólo el estudiante, el joven sobre todo el que se viste diferente, el darketo, el punketo. No es un delincuente, pero es detenido por la policía, ya que siempre hay ese temor por el joven, es una cuestión generalizada.”
El día anterior, Antonio y Francisco Cerezo habían estado en la Universidad Veracruzana, unidad de Humanidades, a invitación del Comité Cerezo Xalapa. Allí platicó Alejandro Cerezo durante media hora detalles de la tortura física, como el uso de una bolsa de plástico para asfixiarte, golpes detrás de la orejas, finos, casi como acupunturistas, y tortura psicológica, por ejemplo: a Alejandro le mostraron a sus hermanos torturados y lo amenazaron. Habló también de la vida en el penal y la situación de sus hermanos. Al entrar en el penal, desnudez, sentadillas y una revisión del ano. Además, la tortura se extiende a los visitantes. A pesar de que la tecnología -sin necesidad de revisar físicamente a los visitantes- es capaz de detectar armas y drogas, mediante sistemas electrónicos y perros, al grado de saber si por la mañana tomaste una aspirina, de todas maneras, les obligan a semidesnudarse y sacudir su ropa interior o de plano quitársela. Las llamadas telefónicas, a demás de restringidas, escuchadas (espiadas) e interferidas con ruidos, son usadas como un sistema para desesperar: Se cortó, número ocupado, no contestan, etc, hasta que pasa el turno y te tienes que esperar a la próxima semana.
“La tortura en Almoloya es algo sistemático, se trata de torturar psicológicamente para quebrantar la psique de los presos.” De ese sistema penal logró liberar a Alejandro Cerezo la solidaridad de la sociedad civil: Artículos y entrevistas, cartas, firmas y desplegados, de algunos de sus maestros y compañeros de clases, de periodistas y escritores que hablaron y escribieron de sus casos. Entre otros, Miguel Angel Granados Chapa, Jaime Avilés, Armando Bartra, Alberto Híjar, Adolfo Gilly, así como las firmas y acciones de La Resistencia Teatro, Rosario Ibarra de Piedra, Elena Poniatowska, Paco Ignacio Taibo II, Carlos Payán, los comités Cerezo, la revista La Guillotina, la película Seguir siendo de Emiliano Altuna (la terminó en España, por amenazas de muerte en México), y muchos otros grupos y gente solidaria. Actualmente luchan porque a los dos hermanos, Héctor y Antonio, los trasladen a un penal en el Distrito Federal -como marca la ley- y les permitan seguir estudiando su carrera de filosofía, pues ahora no les dejan recibir libros.