Impartirán talleres a organizaciones sociales y documentarán casos de presos por motivos políticos.
Agencia de Noticias Independiente, México, Agosto 15 (Derechos Humanos).- Hace 8 años el gobierno mexicano cometió una de las tantas injusticias que tiene en su historia negra; detuvo a Sergio Galicia Max, Pablo Alvarado Flores y a los hermanos Alejandro, Héctor y Antonio Cerezo Contreras, los torturó y recluyó en un penal de máxima seguridad. Sólo que esta injusticia hizo nacer al Comité Cerezo, quien anunció que después de lograr su objetivo fundacional de que los cinco acusados injustamente de terroristas obtuvieran su libertad, se convierte en una organización en defensa de los derechos humanos y por la libertad de los presos políticos. Esta es la historia:
El 13 de agosto de 2001 fueron detenidos Antonio, Héctor y Alejandro Cerezo Contreras, Pablo Alvarado Flores y Sergio Galicia Max, acusados de terroristas y de pertenecer a las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FARP), así como ser los responsables de la colocación de explosivos en tres sucursales bancarias del Distrito Federal, lo cual nunca se les pudo comprobar.
Fueron detenidos con lujo de violencia, torturados e incomunicados, y unos días después fueron trasladados al penal de máxima seguridad de “La Palma”, en el municipio de Almoloya, Estado de México.
En dicho reclusorio sufrieron constantes violaciones a sus derechos humanos, y a pesar de ser inocentes los cinco, sólo Sergio Galicia Max fue liberado unos meses después.
El 26 de abril de 2004, los 3 hermanos y Pablo Alvarado Flores interpusieron un amparo, el cual resolvió el 27 de febrero del 2005 la libertad absolutoria de Alejandro, pero a Pablo, Héctor y Antonio, no obstante que fueron exculpados de los delitos relacionados a las explosiones, sólo se les redujo su sentencia. Al primero a 5 años de cárcel, mientras que a los hermanos Cerezo Contreras a 7 años y 6 meses. No hubieran sido acusados de asesinar indígenas porque hubieran sido liberados de volada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como en el caso de los implicados en la masacre de Acteal.
Héctor y Antonio Cerezo Contreras, luego de 7 años y medio de haber sido víctimas de tortura, vigilancia, amenazas de muerte y maltrato, obtuvieron su libertad en febrero de este año, y se han integrado al Comité Cerezo México y a sus diferentes proyectos de derechos humanos, como la cafetería que fundaron sus hermanos Emiliana y Francisco para costear en parte la campaña para su liberación y que está ubicada en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, su alma mater.
Cuando fueron detenidos, Héctor y Antonio estudiaban la carrera de Filosofía. Cuentan que para apoyar a campesinos cafetaleros de la Sierra de Puebla a distribuir su producto, ambos empacaban y vendían el café entre amistades y compañeros universitarios. “Desde el inicio de su adolescencia trabajaron en proyectos de alfabetización en comunidades rurales e indígenas, fueron parte de organizaciones estudiantiles y eran conocidos por su conciencia social y participación intensa en las clases”.
La comunidad universitaria ha sido muy solidaria con los hermanos Cerezo. Héctor recuerda que, “desde que cayeron presos, muchas personas –entre ellas autoridades universitarias y consejeros que ni siquiera los conocían- los defendieron al saber de su caso y de las primeras irregularidades e injusticias cometidas. Exigían el respeto a sus derechos humanos”.
Los hermanos Cerezo están concientes de que la injusticia de que fueron objeto no es privativa de ellos: “Aunque somos inocentes, comprendemos que este es un tema político y que no sólo es contra nosotros; es parte de una política represiva y por eso es nuestro deber luchar, no quedarnos callados”. (Enero 2009: Elizabeth Palacios)
“En este momento en el que en nuestro país se da la militarización y el retroceso, tenemos que ser más valientes. No podemos ver que avanza la represión en contra de ciertos sectores sociales y justificarla, no podemos caer en eso, porque detrás de la represión contra los sectores más radicalizados va a seguir en contra de otros, porque esa es la dinámica de la represión”.
“No podemos darle el beneficio de la duda a la dinámica represiva, tenemos que frenarla y para hacerlo necesitamos ser valientes y tratar de ser solidarios con todos los casos de violaciones de derechos humanos, sin importar su concepción ideológica, lo que pasó y por qué fueron reprimidos; tenemos que luchar contra la represión y la violación de los derechos humanos, como un principio, ya después que se discuta quién tiene la razón es otra cosa, pero sin represión”.
El Estado, afirman, tuerce las leyes para imponer “castigos ejemplares” a los disidentes; hace uso político de la justicia, y advierten que se avecinan tiempos oscuros, de persecusión policiaca para los movimientos sociales, de represión militar, incluso de desapariciones encubiertas en la lucha emprendida por la administración federal contra el narcotráfico”. (Marzo: 2009. José Gil Olmos, Proceso No. 1687).
En conferencia de prensa en las instalaciones del Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), el Comité Cerezo exhortó a estar atentos a las graves violaciones a los derechos humanos que el Estado mexicano comete sistemáticamente, para exigir el castigo a los responsables con el objetivo de construir un México en donde los derechos humanos sean una realidad y no mera utopía.
En esta nueva etapa de trabajo, dijo que sus objetivos son contribuir a la defensa, promoción y difusión de los derechos humanos, contribuir al desarrollo de mecanismos y herramientas que permitan la defensa y protección de los defensores de derechos humanos y fortalecer una cultura de solidaridad y autogestión que refuerce el tejido social.
Finalmente, el Comité Cerezo informó de sus proyectos de serigrafía, offset, documentación de casos de presos por motivos políticos en México (Haz clic aquí), la revista Revuelta y la realización de talleres de derechos humanos para organizaciones sociales que hoy, producto de la estrategia represiva del Estado, tienen más vigencia y demanda que en años anteriores.