“Aún tengo miedo”
Por Diana Teresa Pérez
diana.perez@nuevoexcelsior
Pablo Alvarado, indígena de Hidalgo liberado dos semanas atrás, luego cinco años de reclusión, es un ejemplo más de los varios casos de tortura que aún se practica en el país, según organizaciones de derechos humanos y como lo señaló el ombudsmam.
Alvarado fue detenido en 2001, acusado de formar parte del "grupo terrorista" lidereado -según la PGR- por los hermanos Cerezo, quienes, de acuerdo con las autoridades judiciales, lanzaron petardos a una sucursal bancaria de Banamex ese mismo año.
No obstante, Alvarado conoció a sus supuestos "jefes" el día en que, desconcertados, golpeados y torturados, llegaron todos en calidad de detenidos a las instalaciones de la PGR. El indígena, quien se dedicaba a vender en un tianguis antes de ser detenido, fue liberado hace 15 días, luego de cinco años de estar encerrado en Almoloya, y a quien el día de su detención, frente a su hija -de cuatro años de edad- y su esposa, lo sometieron a patadas y golpes sin que le dijeran de qué se le acusaba.
"Sigo teniendo miedo", confesó Pablo, originario de Zinguilucan, Hidalgo, quien al momento de ser aprehendido vivía en el Estado de México y no contaba con antecedentes penales.