Este 2 de octubre la convocatoria fue unánime: unidad de todos los sectores sociales ante la embestida de las "reformas estructurales" y el regreso al poder de un PRI "represor y corrupto". Estudiantes –muchos de ellos integrantes del Movimiento #YoSoy132–, activistas sociales, líderes sindicales y ex dirigentes universitarios llamaron a "pasar del discurso a las acciones".
Decenas de miles participaron en la marcha con la que se conmemoró el 44 aniversario de la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968, donde rechazaron la "contrarreforma laboral" aprobada la semana pasada en la Cámara de Diputados, y que desde ayer se discute en el Senado, así como la "imposición" de Enrique Peña Nieto en la Presidencia de la República.
Con consignas como "¡Echeverría fascista, te tenemos en la lista!", "¡Díaz de hambre, Ordaz de ladrones!", los manifestantes exigieron justicia por la masacre estudiantil y advirtieron que la única manera de detener la embestida del regreso del priísmo al poder, y con ello la aplicación de reformas estructurales, como laboral, hacendaria, energética y educativa, es "parar nuestras escuelas, fábricas y centros de trabajo".
Raúl Álvarez Garín, líder histórico del 68, afirmó que esta movilización es una "reunión de indignados, de los que han sido agraviados y exigen justicia". Afirmó que el mensaje para la próxima administración federal, que encabezará Peña Nieto, es que "escuchen la voz de Dios, que es la del pueblo".
Durante su mensaje en el Zócalo capitalino, donde concluyó la movilización –de acuerdo con las autoridades capitalinas participaron 22 mil personas, en tanto que los organizadores estimaron 45 mil–, afirmó que los medios de comunicación "tienen mucha soberbia; creen que ya pueden imponer presidentes y hacer lo que quieran. Desde acá les decimos que con la movilización podemos callarlos".
En el pronunciamiento de las universidades públicas que participan en #YoSoy132, Enrique Guadarrama, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, advirtió que de prosperar la reforma laboral "seremos nosotros, los jóvenes, quienes el día de mañana seguiremos padeciendo empleos mal pagados, sin prestaciones ni seguridad social. Esta reforma es la primera de las reformas estructurales que Peña Nieto y los intereses que lo cobijan aplicarán de ahora en adelante".
En nombre de las instituciones privadas de educación superior que forman parte del colectivo estudiantil, Paula Santoyo, del ITAM, dijo que a 44 años de la matanza de 1968, los jóvenes han vuelto a "tejer alianza" entre universidades públicas y privadas en todo el país, y reivindicó la lucha estudiantil del 68 y la actual porque, como entonces, "vemos a los militares en las calles, la criminalización de la protesta social y la violencia que se extiende".
Antes de las 16 horas, los contingentes empezaron a llegar a la Plaza de las Tres Culturas –donde el 2 octubre de 1968 ocurrió la masacre estudiantil–, entre ellos el Comité 68; estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, de las universidades Nacional Autónoma de México, Autónoma Metropolitana, Autónoma de la Ciudad de México y Pedagógica Nacional, así como del Instituto Politécnico Nacional y la Escuela Nacional de Antropología e Historia, además de contingentes de instituciones privadas, como la Universidad Iberoamericana y el Instituto Tecnológico Autónomo de México, muchos de ellos integrantes de #YoSoy132.
Además, estuvieron defensores de derechos humanos, organizaciones sociales y sindicales, como los comités Cerezo y de Familiares de las Víctimas de Sucumbíos, HIJOS México, Movimiento de Liberación Nacional, Grupos Anarquistas y los sindicatos de trabajadores de la UNAM, de Electricistas y profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, entre otros.
Poco después de las 16 horas, los primeros contingentes avanzaron por Eje Central Lázaro Cárdenas hacia el Zócalo capitalino, cuya vanguardia estaba integrada por el Comité 68, resguardados por un numeroso operativo de seguridad, que incluyó policías capitalina, bancaria y federal, mientras que algunos grupos decidieron marchar por Paseo de la Reforma hacia el Senado, lo que provocó desconcierto entre los participantes. Los organizadores argumentaron "rror de coordinación".
El primer contingente fue el más numeroso y el primero en llegar a la Plaza de la Constitución, en tanto que quienes tomaron la ruta de Reforma argumentaron que era "requisito" llegar al Senado para exigir que los legisladores no aprueben la reforma laboral.
La protestas, que transcurrió sin incidentes, concluyó cerca de las 20 horas.