Los hermanos que fueron detenidos el 13 de agosto del año 2001 por autoridades federales, fueron acusados de los delitos de violación a la Ley contra la Delincuencia Organizada, acopio de armas y cartuchos de uso exclusivo del Ejército y de armas de uso permitido a particulares, ya supuestamente eran los responsables de estallar varios petardos en una sucursal bancaria del Distrito Federal.
Además, en su momento también fueron señalados de pertenecer a las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), sin que hasta el momento se hayan concretado las acusaciones.
Durante más de siete años, los hermanos Cerezo fueron privados de su libertad en diferentes cárceles del país, como el penal de La Palma (hoy El Altiplano), en el estado de México; Puente Grande, Jalisco; en Matamoros, Tamaulipas, y concluyeron su sentencia en Atlacholoaya, en Morelos.
Cerca de las 14 horas de este lunes, Héctor y Antonio obtuvieron su libertad y en la puerta del centro penitenciario ya los esperaban familiares, un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pobladores de San Mateo Atenco del Estado de México y diversas organizaciones no gubernamentales, quienes recibieron a los autodenominados “primeros presos políticos del gobierno panista”, mismos que ingresaron a Atlacholoaya el sábado 8 de diciembre de 2007.
Los universitarios formaron un cordón humano hacia dos camionetas en las que fueron trasladados Héctor y Antonio Cerezo Contreras a la ciudad de México, en donde por la tarde realizarían un mitin en la Facultad de Filosofía y Letras.
Entrevistado antes de partir del centro penitenciario, Francisco Cerezo Contreras, hermano de los liberados, anunció que mediante la ley buscarán el castigo para “aquellos que torturaron a mis hermanos, (a fin de que) paguen por los delitos que cometieron y el gobierno mexicano es el responsable, seguiremos esta lucha denunciando la situación grave de violación a sus derechos humanos”.
Asimismo, declaró: “Llevan siete años y medio encerrados en cárceles de máxima seguridad por delitos del orden federal que no cometieron, el gobierno federal los detuvo y ordenó su encierro (…), fueron torturados durante 12 horas para que se declararan culpables, no firmaron nada y eso logró que se fuera cayendo el proceso”.
Cabe señalar que los hermanos Francisco y Emiliana Cerezo Contreras fundaron el Comité Cerezo que se encargó de la defensa legal de Héctor y Antonio y obtuvo mediante apelación la reducción de la sentencia a siete años y seis meses, eliminando los incongruentes cargos de terrorismo.
Así, en la apelación, el juez en turno les retiró el cargo de terrorismo y redujo su sentencia a siete años y medio de prisión, tiempo que únicamente los Cerezo, de 22 y 24 años, enfrentaron desde el 15 de agosto de 2001. Hoy, los jóvenes de ahora 30 y 32 años de edad se comprometieron a sacar de las cárceles a las y los presos políticos y de conciencia que existen en el país.
El 8 de agosto de 2001 explotaron algunos petardos en una sucursal de Banamex en la ciudad de México. Como resultado de las pesquisas, la Procuraduría General de la República (PGR) detuvo a cinco personas el 13 de agosto, entre ellas, a tres de los hermanos Cerezo.
Uno de ellos, Alejandro Cerezo Contreras, estudiante de Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco y Economía en la UNAM, obtuvo su liberación el 1º marzo de 2005. No así Héctor y Antonio, como tampoco Sergio Galicia Máx y el indígena Pablo Alvarado Flores, acusados de ser los responsables de la explosión.