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La libertad “es un triunfo de todos los que nos apoyaron”: Comité Cerezo

Javier Hernández Alpízar / Zapateando

Viernes 6 de febrero de 2009, por Comité Cerezo México

Se cumple la sentencia y, por ley, deben liberarlos, pero no descartan un margen de maniobra política del Estado mexicano: “No habría razón jurídica para retrasar su salida de prisión. No obstante, la experiencia de luchar contra un Estado mexicano cada vez más represivo nos indica que siempre hay un costo político que puede asumir para cometer injusticias y mantenerse en la impunidad”.

Por ese motivo, invitan a “todos aquellos que solidariamente han contribuido a la libertad, a realizar un esfuerzo más para acompañarnos durante todo el día 13 de febrero de 2009 o hasta que salgan los hermanos Cerezo, en las afueras del Centro de Readaptación Social de Atlacholoaya, Morelos”.

El caso de los hermanos Cerezo Contreras es singular: tanto por el empeño del Estado mexicano, durante los sexenios de Fox y éste de Calderón, por hacerlos pasar por “terroristas”, como por el trabajo tenaz de un comité de derechos humanos integrado por familiares y amigos que han logrado una gran visibilidad de su caso, así como ir sacando libres a los acusados, primero Alejandro Cerezo y Pablo Alvarado, y ahora a los hermanos Héctor y Antonio Cerezo.

En entrevista telefónica, platicamos con Francisco Cerezo, quien junto con Emiliana y sus compañeros del Comité Cerezo, tiene una experiencia de casi ocho años en la defensa de sus hermanos y el apoyo a otros presos políticos y de conciencia.

– En agosto de 2001, detienen a los hermanos Cerezo Contreras, y a raíz de ello surge el Comité Cerezo, ¿por qué surge la necesidad de crear un comité?

– La necesidad de formar un comité surge porque ni nosotros ni mis hermanos venían de organizaciones sociales, y pues no había quien pudiera apoyar el caso de mis hermanos y poder denunciar las violaciones a derechos humanos que habían cometido con ellos, es decir, la detención arbitraria y la tortura,

Entonces, como familiares, y recordando que el Estado acusó a mis hermanos de ser parte de un grupo insurgente, nos dimos a la tarea de intentar, desde las posibilidades nuestras, aclarar ante la opinión pública que mis hermanos no eran terroristas, que mis hermanos no habían puesto los petardos el 8 de agosto del 2001 en Banamex y que, por lo tanto, teníamos que generar un tipo de organización que nos permitiera difundir lo que, consideramos, era la realidad: que mis hermanos son estudiantes universitarios y no tenían ninguna relación con grupos insurgentes. Básicamente ese fue el inicio del comité.

– ¿Cuáles fueron las primeras tareas en esa labor como Comité Cerezo?

– Las primeras labores fueron para difundir quiénes eran mis hermanos. Recordemos que durante un mes después de la detención, el gobierno mexicano creó una mentira y la repitió tantas veces que parecía verdad, donde decía que mis hermanos sí eran terroristas, sí eran responsables de lo que se les acusaba, así que las primeras acciones fueron poner una biografía de quienes eran mis hermanos, quienes eran Alejandro Cerezo, Antonio Cerezo, Héctor Cerezo. Y los amigos de mis hermanos ayudaron mucho para sacar volantes diciendo: Éstos son los hermanos Cerezo, no tienen nada que ver con lo que los acusan, y por lo tanto, empezar a nivelar, digamos, de alguna manera, la imagen que se tenía de mis hermanos.

– Ustedes han dicho que fue sobre la marcha que aprendieron el trabajo en derechos humanos, y luego también compartieron, mediante talleres, esos conocimientos de cómo hacer el monitoreo de violaciones a derechos humanos. ¿Cómo fue?

– Para eso nos tardamos, yo creo que 2 o 3 años, en aprender esas herramientas de derechos humanos que nos permitieran no solamente potenciar la denuncia de la situación de mis hermanos, sino también, a lo largo de este caminos nos hemos encontrado con muchas organizaciones y familiares de víctimas que padecen lo mismo que padecimos en un inicio.

Entonces dijimos: la herramienta de los derechos humanos es una herramienta que nos parece bastante útil para lograr los objetivos que teníamos trazados, en este caso: la libertad. Y empezamos a aprender de otras organizaciones solidarias cómo era la utilización de la herramienta de los derechos humanos y, ya posteriormente, al toparnos con gente que tenía menos herramientas que nosotros, empezamos a estructurar algunos talleres para poder darles la experiencia que teníamos, para darles el conocimiento que nos había dado gente que ya había pasado lo mismo que nosotros e iniciamos también este proceso de promoción y defensa de los derechos humanos. Y también tratar de que todos los familiares de las víctimas de estas violaciones pudieran documentar sus casos, para facilitare el trabajo de las organizaciones de derechos humanos AC, ya que, entre todas, no se dan abasto para documentar los casos de las víctimas de violaciones a derechos humanos.

– Durante este tiempo ustedes han mantenido su autonomía como Comité Cerezo, ¿cómo lo han hecho?

– En un inicio mi hermana trabajaba; ella es psiquiatra y, por lo tanto, tenía un salario, digamos, decente, en este México donde no se cobra mucho, y ella nos apoyó en la cuestión económica. Yo me dediqué de tiempo completo, dejé escuela, dejé trabajo, para dedicarme de tiempo completo al caso de mis hermanos. No es que estemos en contra del financiamiento, sino que sabemos en casos que involucran acusaciones de pertenecer a grupos insurgente, en donde involucran a presos políticos, pues evidentemente no es algo relevante para nadie. Tuvimos que buscar formas para poder sostener esta lucha, principalmente el proceso jurídico. Y a los dos años que ya no aguantábamos la situación, sobre todo jurídica, que es carísima, con compañeros de uno de mis hermanos, Héctor, hicimos un proyecto: una cafetería. Y a partir de ese año, llevamos ya 5 años de mantener un proyecto económico que nos permite no solamente ser independientes, es decir, nadie decirnos qué hacer o qué no hacer, sino que también nos ha permitido una visibilidad del trabajo que realiza el Comité en materia de derechos humanos. Ya que hay mucha gente que no puede estar todo el tiempo con nosotros, pues al menos va al café a tomarse un café. Esa fue la forma que encontramos mantener el trabajo que tenemos.

– El panorama de los derechos humanos en México es terrible, siguen habiendo detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones, presos políticos y de conciencia, asesinatos, y en contra de esta maquinaria represiva, ustedes han arrancado algunos logros, platícanos ¿cuáles han sido?

– A pesar de las limitaciones que tenemos: que mis hermanos no fueran sentenciados a los 75 años que pedía el ministerio público, por los delitos de los cuales se les acusaba, que la primera sentencia fuera de 13 años y medio, que realmente es corta dentro de la situación política que existe en México, y, que después se redujera a 7 años y medio, que mi hermano Alejandro saliera tres años y medio después, exonerado de todo delito, que Pablo Alvarado, uno de los coacusados junto con mis hermanos, a quien no conocíamos anteriormente, tuviera que pasar 5 años y que mis hermanos estén hoy a pocos días de lograr su libertad, creo que son parte de los logros que hemos tenido.

Pero otros logros son, por ejemplo, tratar de colocar la situación de una ley de amnistía para los presos políticos y de conciencia y lograr por lo menos que se discuta la situación de esta amnistía y pues, evidentemente, acompañar muchos otros casos para documentar las violaciones a derechos humanos.

– ¿Podrías hablar un poco más de la amnistía?, tema que ha sido muy debatido entre las organizaciones defensoras de los derechos humanos.

– Iniciamos la lucha por la amnistía porque supimos que hay presos que tienen demasiados años en prisión y que, a pesar de que todas las organizaciones y redes hagan un trabajo, pues, muy arduo por transformar una realidad mexicana, que incluye estrategias de represión, no es justo dejar a la gente que está en la cárcel que pase el tiempo que sea necesario, en lo que las organizaciones logran una transformación social.

Es una herramienta jurídico política, en donde no es porque el Estado sea muy bueno y vaya a dar una amnistía para que salgan los presos, sino va a ser producto de la lucha de todas las organizaciones que, de alguna manera, trabajan porque no existan presos políticos, que salgan los presos que estén por la lucha social que se está dando y no tengan que pasar tantos años en prisión. Está el caso de Ignacio del Valle: 112 años, pues es cadena perpetua, aunque de manera oculta. El de él es un caso conocido, pero hay gente que está sentenciada a 25, 30 años, y que está ya más de 12 años en prisión y, al parecer, nadie se interesa por ellos. La amnistía es una herramienta para que salgan libres.

– Además de la difusión muy amplia del caso, ustedes han seguido la vía jurídica y tienen la experiencia de ella, ¿cuáles son las potencialidades y limitaciones de esa vía jurídica en la defensa de los presos políticos?

– Consideramos que hay instrumentos, herramientas, que nos permiten lograr los objetivos que tenemos como organización. Algunos utilizamos más la herramienta de derechos humanos. Hay otros que por su formación utilizan la herramienta jurídica. Pero ninguna herramienta de éstas, por sí sola, define un caso que, sabemos de antemano, es político. Por lo tanto, la base de todo es el análisis político que tengamos para lograr el objetivo que queremos.

Con esa base política, vamos a poder decidir y discernir qué herramientas son las adecuadas para lograr la libertad de los presos: si es jurídica principalmente, pues va acompañada de derechos humanos, de la movilización social, de otras herramientas, la mediática, por ejemplo. Pero son herramientas nada más. Si alguien cree que solamente a nivel jurídico, o a nivel de derechos humanos o a través de la denuncia o nada más de la movilización va lograr el objetivo de sacar a sus presos, creo que es bastante chata su visión y necesita un poco más de capacidad de entender que un caso político se resuelve de esa manera, no con una sola herramienta.

– En el caso de la libertad de los Cerezos, es el Comité Cerezo y las organizaciones solidarias quienes les han arrebatado esa libertad al Estado, ¿qué papel han jugado las redes de solidaridad que han tejido en todos estos años?

– Nosotros decimos que ésa es otra herramienta. La solidaridad en una herramienta que permitió no que hoy el Estado les dé la libertad a mis hermanos, sino que le hayamos arrancado al Estado a mis hermanos. Si fuese por el Estado, por el mismo hecho represivo, pues ellos estarían muchos más años en prisión. Sin embargo, gracias a toda esa solidaridad que se encauza desde organizaciones, redes e individuos, es que se logra políticamente tener el peso suficiente para obligar al estado a, mediante la ley también, lograr la libertad de mis hermanos.

Nosotros decimos que el Comité Cerezo fuimos capaces de reducir la sentencia, pero también fuimos tan incapaces de haber permitido que estuvieran 7 años y medio en prisión. Es decir, no ganamos en sentido de que tuvieron que pasar 7 años y medio, pero tampoco perdimos porque conseguimos que salieran antes. Hay presos que llevan más años y presos que están sentenciados a más años. Yo creo que es conjunción de esa otra herramienta, la solidaridad, la que permitió impulsar la situación jurídica, la política, la de derechos humanos, y, al final de todo, es un triunfo no nada más del Comité Cerezo, que somos una pequeña organización, sino de todos aquellos que más allá de las cuestiones ideológicas o política, y las diferencias que usualmente se dan en la izquierda, se solidarizaron en un caso de injusticia.

– Ustedes lograron hacer una amplia difusión del caso con medios que van desde la revista Revuelta, los medios en internet, como la página del Comité Cerezo, Viento de libertad, envíos masivos de boletines por correo electrónico, un documental, y además tuvieron el apoyo de medios alternativos, como la Ke Huelga, en donde tuvieron abierto el micrófono. ¿Qué papel han cumplido estos medios, los propios y los que les dieron foro?

– Ante la falta de fuerza y organización que teníamos en un inicio tuvimos que buscar los medios que nos permitieran difundir nuestra palabra. En este sentido, creo que uno de los medios ayudaron a llegar a un público al cual solos no podíamos llegar, pues fueron los medios alternativos, no solamente creamos une revista que fuera la voz de los presos políticos y de conciencia que estaban en Altiplano, sino también vimos que la internet era una de las herramientas que podía servir, sobre todo para el extranjero, ya que en México no la puede consultar tanta gente. Y algunas radios comunitarias y alternativas que solidariamente también empezaron a reproducir o a replicar esta información.

También es una de las herramientas que se utilizó, pero que estaba enlazada con las demás.

– ¿Y, el papel de los medios comerciales en el caso Cerezo?

– Hemos logrado, mediante un trabajo bastante arduo, que algunos espacios, no porque son empresas, sabemos que los medios comerciales lo son, sino que hemos logrado la solidaridad de aquellos periodistas sensibles ante el caso de una injusticia y quienes también lucharon en sus espacios para sacar una nota del caso de mis hermanos. Cierto que no pudimos estar diario, solamente en contadas de ocasiones, la mayor parte del tiempo estábamos con información del estado para fortalecer la teoría de que éramos un grupo armado y que mis hermanos eran los que organizaban a los presos por narcotráfico en el penal de Altiplano, es decir, no fuimos capaces de romper ese cerco mediático, pero también sabemos que dentro de esos medios hay personas solidarias que lucharon en sus propios medios para poder hacer oír la voz de nuestra verdad.

– Ante la fecha de salida de tus hermanos, han pedido el acompañamiento de quienes deseen recibirlos en libertad, pero no han descartado la posibilidad de que el gobierno se reserve alguna trampa de último momento.

– Efectivamente, sabemos y hemos estado luchando 7 años y medio contra el Estado mexicano, un estado muy represivo, que sabemos que puede utilizar todas las argucias legales e ilegales para poder lograr sus objetivos, en esta caso, nosotros no podemos estar seguros de una situación, pero siempre está latente la posibilidad de que el Estado, por sus propios intereses, cometa una nueva injusticia y quede impune también. Se supone que el 13 de febrero no hay impedimento legal para que mis hermanos salgan de prisión, pero también contemplamos que es posible que el Estado utilice alguna argucia legal o legaloide para retenerlos o para cualquier otra cosa, por lo tanto estamos pidiendo nuevamente la solidaridad de todos aquellos que siempre nos la han dado, para por lo menos decirle al Estado que pues ahí estamos, que somos solidarios, y que no se atrevan, o por lo menos les cueste más trabajo, a hacer una situación en contra de mis hermanos o en contra del Comité.

– Suponiendo se cumpla la ley y que salgan, ¿cuáles serían las tareas inmediatas del Comité Cerezo respecto a ellos?

– Tenemos una tarea, como parte del proyecto, que a todos los presos que acompañamos se les da un año, en el cual el Comité se hace cargo no solamente de su manutención, sino de proveerles un trabajo, es decir, de reinsertarlos a una vida de la cual perdieron un buen rato. Darles apoyo psicológico, lo necesitan, ya que es necesario después de esa experiencia de la cárcel. Es decir, así ellos tendrán la oportunidad de, en mejores condiciones, decidir qué van a hacer de sus vidas.

A invitación del Comité Cerezo, el 13 de febrero, desde las 7:00 am, estará una comisión esperando fuera del penal de Atlacholoaya, e invitan a quienes quieran acompañarlos. También dan cita para quienes quieran ir a esperarlos, a las 8:00 am, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Ciudad Universitaria, donde la salida es a las 9:00 am. Están tratando tratando de conseguir por lo menos dos camiones para ir juntos a recibir a Héctor y Antonio Cerezo libres.

Zapateando

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