La pandemia ha cambiado la vida social y económica con una nueva dinámica
en colonias y barrios. El COVID 19 ha evidenciado la vulnerabilidad a la que
están expuestos sus habitantes y la necesidad de contar con los derechos
básicos que a continuación se nombran:
1.- Seguridad alimentaria, derecho a la alimentación nutritiva y de
calidad. Todas las personas tienen derecho a una alimentación adecuada
y a los medios físicos y económicos para poder obtenerla. Se requiere
reforzar los apoyos en comedores y espacios de abasto popular para
garantizar las condiciones de alimentación nutritiva de las personas con
menores ingresos.
2.- Derecho a la salud. De acuerdo con la Organización Mundial de la
Salud (OMS) las personas adultas mayores y las que padecen afecciones
médicas (como hipertensión arterial, enfermedades cardíacas o diabetes)
desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
Esto se debe considerar dado que nuestro país presenta serios problemas
relacionados con estas enfermedades. Por otra parte, un sector importante
de personas no tienen acceso a servicios de salud, agravándose las
amenazas para lograr la seguridad sanitaria debido al estado de emergencia
del COVID-19. Por esto, las autoridades deben difundir información
sobre el acceso a los servicios de salud, para afiliarse y las opciones para
aquellos que no están afiliados. Es decir, un trabajo de prevención con o sin
pandemia.
3.- Derecho al trabajo digno en pandemia. Los negocios más afectados
por el COVID-19 son los pequeños restaurantes y changarros que no
recibieron apoyo gubernamental. En el sector de los restaurantes, los
efectos del coronavirus han obligado al cierre de 90 mil locales en todo el
país, según la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos
Condimentados (Canirac). Los negocios que sí pudieron sobrevivir al inicio
de la pandemia ahora tienen el desafío de volver a generar ventas. Algunos
hacen descuentos en sus productos y otros deciden seguir las reglas
sanitarias para cuidarse ellos y a sus clientes.
Frente al panorama anterior, desde las colonias y barrios vemos cómo
los mercados, tianguis y bazares están siendo la alternativa de sustento
de la población. Las ventas por redes sociales están remontando y
reinventándose nuevas formas de comercio. Estamos aprendiendo a
trabajar en comunidad por razones de sobrevivencia económica y social.
Nuestros espacios comunitarios se delimitan y se utilizan los servicios de
comunicación a través de las redes sociales ininterrumpidamente.
En la comunidad existe la necesidad de mantener la identidad para poder
avanzar y crecer. La iniciativa de la sociedad civil de forma comunitaria
y colectiva ha traído beneficios para mejorar sus condiciones de vida y
trabajo. La participación en comunidad está obteniendo sus frutos en
los espacios de enseñanza y trabajo, aunque asumimos que estamos en
una etapa muy crítica de salud, en donde la participación comunitaria en
espacios virtuales y en casa puede y está siendo clave para obtener los
resultados buscados de este proceso organizativo comunitario.