La participación política de las mujeres no se limita a ocupar puestos de elección pública o a formar parte de partidos políticos, implica todas las formas de organización popular a las que se suman. Históricamente han sido piezas claves en la organización de las revoluciones sociales, al sumarse a distintos frentes de la lucha: lo mismo han tomado las calles, las armas, formado sindicatos y huelgas, diseñado estrategias de resistencia, e incluso, han sido asesinadas por motivos políticos.
Un caso muy significativo, es el de las Hermanas Patria, María Teresa y Minerva Mirabal, militantes del “Movimiento 14 de junio”, organización que pretendía derrocar al régimen dictatorial de Rafael Trujillo en República Dominicana durante los años 60. Se opusieron al régimen militarista que violaba los derechos humanos de la clase trabajadora, por eso fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960.
Este hecho fue un factor que llevó la dictadura a su final. Por esto, desde 1981 en el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe, en Bogotá (Colombia), la fecha de su muerte se convirtió en un día para destacar la lucha de las mujeres contra la violencia. Tuvieron que pasar 18 años para que la Organización de las Naciones Unidas hiciera oficial el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, definiéndola como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer (...), la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”. Si bien se ganó el reconocimiento de la fecha, se le ha despojado de su carácter político, al no hacer énfasis en las violencias que se cometen contra la mujer que participa en la lucha popular.
Según los informes de violaciones a derechos humanos del Comité Cerezo México, en 2019 fueron ejecutadas extrajudicialmente Estelina López, defensora de los territorios en Chiapas y Eulodia Lilia Díaz, indígena que defendió los últimos tianguis del trueque en el Estado de México. De enero a mayo de 2020 contabilizan la ejecución extrajudicial de la periodista María Elena Ferral en Veracruz, a Isabel Cabanillas, de la organización Hijas de su Maquilera Madre y a una menor de edad.
Como el caso de las hermanas Mirabal, el asesinato de mujeres defensoras, no sólo ocurre como violación a los derechos humanos, sino también es resultado de una estructura patriarcal que reprueba la organización y participación política de las mujeres. Por su parte el Estado, al no dar acceso a la justicia, vuelve la lucha necesaria.
La historia de la lucha, organización y enfrentamiento a las dictaduras militares, a los gobiernos capitalistas y a las violencias cometidas en razón de género, no sería la misma sin la participación política de las mujeres.
¡Compañera, súmate a la organización y lucha popular!
Sus comentarios
El 26 de noviembre de 2020 a 05:30, por Lena García Feijoo En respuesta a: Sin Mujeres no hay lucha popular
Totalmente de acuerdo. Los alcances de esa estructura patriarcal implican también, quizá, ese despojar de carácter político a la lucha de las mujeres, y separarla, aislarla de la batalla colectiva cotidiana contra un sistema indigno e indignante. Es muy importante el señalamiento. Excelente artículo.
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