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Hostigamiento del Estado mediante informes con datos falsos o tergiversados

Documento creado por la Secretaría de Gobernación

Sábado 9 de diciembre de 2006, por Comité Cerezo México

Documento originalmente fabricado en Power Point, en cuyo registro interno se encuentra el origen de este: Secretaría de Gobernación; este documento mezcla información de inteligencia con más de cuatro años de antigüedad con fotografías recientes (marzo de 2006). el objetivo de este documento es preparar las condiciones para la represión en contra del movimiento estudiantil y de organizaciones de DH dentro de la UNAM, en el caso del Comité Cerezo, se le relaciona con el EPR, información falsa, pero acorde a la construcción de una mentira que permita la represión en su contra.

Debido a que el tamaño de este archivo era de 10 MB, se modificó solo el fondo para poder ser subido a la red y poder denunciar la forma en que opera el Estado.

Es claro que este documento se hizo precisamente para ser "encontrado" o filtrado con un objetivo represivo, sin embargo también nos muestra al forma de operar del Estado mexicano en cuanto a represión se refiere.

Este tipo de documentos tienen el objetivo crear una "verdad", mezclando hechos, datos, y fechas, NO prueba que las agencias de inteligencia del Estado son ineficaces como muchas personas, incluso activistas creen, sino que este es un modus operandi represivo que intenta crear miedo en los activistas, generar información sesgada para periodistas y crea un clima de criminación en contra del activismo universitario, a acusarlo de tener vínculos con grupos insurgentes.

Nota de Proceso que se basa en esta información.
Activismo estudiantil; las verdades, los mitos...
Patricia Dávila, reportera,
Publicado en la revista Proceso, 1636, 16/03/2008

Debido a que el texto del reportaje ya no está disponible de manera gratuita, transcribimos el reportaje tomado de esta fuente:

Atraídos por temas sociales y de derechos humanos, decenas de “colectivos estudiantiles” que realizan actividades en la Universidad Nacional Autónoma de México se asumen como “radicales” y “contestatarios”. Y no obstante que muestran distintos grados de interés por los movimientos armados, como el académico, se desmarcan de éstos. De hecho, la institución tiene registradas 669 tesis de licenciatura y maestría sobre el tema de las organizaciones revolucionarias.
Se asumen como grupos “radicales”, pero rechazan ser guerrilleros. Su activismo, afirman, es pacífico, pero enfocado a las causas sociales o en defensa de los “oprimidos”.
Así, luchan por la liberación de “presos políticos y de conciencia”, apoyan a los afectados por la represión en Atenco, forman brigadas médicas y de alfabetización en zonas “desprotegidas”.
Son los autonombrados “colectivos” estudiantiles de la UNAM.
Tres están establecidos en la Facultad de Derecho, cinco en Economía, cinco en Trabajo Social, ocho en Ciencias Políticas y Sociales y al menos 12 en la Facultad de Filosofía y Letras.
En esta última, 10 de estos colectivos ocupan cubículos o “espacios liberados”.
Otros grupos, como Cátedra Simón Bolívar y Cine Club Benkos Bioho, no tienen espacios fijos, pero ello no les impide realizar sus actividades: proyectan películas y documentales, y organizan mesas redondas y conferencias. Por ejemplo, en enero pasado, la Cátedra Simón Bolívar invitó al embajador de Venezuela en México, Roy Chaderton, a dictar una conferencia.
Todos los colectivos emiten boletines, tienen páginas electrónicas o blogs, y algunos incluso publican de manera regular sus propias revistas, como Revuelta, que cada dos meses edita el Comité Cerezo. En estas publicaciones abundan artículos sobre violaciones a los derechos humanos y aparecen análisis sobre organizaciones “revolucionarias” como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El interés por “organizaciones revolucionarias” también lo comparten otros estudiantes de la UNAM que no necesariamente militan en esos grupos. Un dato lo refleja: en los archivos de la Biblioteca Central de la UNAM están registradas 669 tesis de licenciatura y maestría sobre temas relacionados con movimientos armados en Colombia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, El Salvador y México.
Algunos títulos son específicos: Problemáticas latinoamericanas: el desplazado por la violencia y el conflicto armado y su representación social en la población receptora; EPR: guerrilla o terrorismo; Cultura política y autoritarismo en Bolivia, Colombia y México: una perspectiva comparada, y Las dificultades que enfrenta el Estado colombiano en el proceso de pacificación (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, FARC-EP), entre otros.
En la tesis titulada La vigencia del ideario bolivariano en nuestra América: los procesos de Colombia y Venezuela, destaca un párrafo: “la política que ha venido realizando el gobierno (colombiano) se ha encaminado a posicionar cada vez más el proyecto de la ultraderecha (…), busca salir de la recesión económica en que se encuentra Colombia a costa de lo que sea, destruir las bases de resistencia militar y derrotar militarmente a la insurgencia”.
Esta tesis fue registrada en la UNAM el 2 de mayo de 2005. Fue escrita por Mariana López de la Vega, quien junto con Dagoberto Díaz y Juan González –quien murió en el campamento de las FARC en Ecuador– es señalada en un documento de inteligencia del gobierno colombiano como dirigente del Núcleo Mexicano de Apoyo a las FARC.
Proceso realizó un recorrido por la Facultad de Filosofía y Letras. Constató que los colectivos Comité Cerezo, Carlos Marx, Tina Modotti, Niucame, video-ludoteca Víctor Jara, Los Pingüinos, el Smaliyel y Galería Autónoma –estos tres últimos dedicados a apoyar al EZLN– tienen cubículos propios.
Un par de colectivos de esta facultad adoptaron incluso el nombre del espacio que ocupan: Cubículo 201 y Cubículo 301.
El punto principal de reunión en esta facultad es un área abierta, ubicada en el acceso al edificio. Se le conoce como el “aeropuerto”, pues, dicen, es “el lugar donde aterrizan las ideas”. En una de sus paredes hay un periódico mural con tres mensajes: “(Álvaro) Uribe (presidente de Colombia) es un asesino”; “Por siempre Fidel” y “¿Quién es Lucía Andrea Morett? Alumna de excelencia (…) interesada en la investigación de movimientos sociales en América Latina (…) Se estaba documentando para empezar a redactar su proyecto de tesis: El teatro de creación colectiva en América Latina: dos casos, Cuba y Colombia”.
A un lado del “aeropuerto”, la Cooperativa Smaliyel ocupa un cubículo “liberado”. Dentro, cuelga del techo una manta roja con el letrero “Ejército Zapatista de Liberación Nacional”. Tres estudiantes venden dulces, galletas y café producido en Chiapas. En un estante están acomodados libros y revistas. Saltan a la vista un libro de cubierta rosa titulado Comandante Zero, varios ejemplares de la revista Rebeldía y folletos con la leyenda “Hasta siempre comandante Ramona”.
Los colectivos
Un documento titulado Grupos radicales colectivos universitarios –que se encuentra en el sitio del Comité Cerezo en internet– ofrece una radiografía de esos colectivos, en la que aparecen además los nombres y fotografías de sus dirigentes.
En la Facultad de Filosofía y Letras aparece la Asamblea del CGH Che Guevara, cuyos principales dirigentes son Emilia Cerezo Contreras, Francisco Cerezo y Mayra Valenzuela Rojas, también conocida como La Mamá Toronja. Este grupo también se hace llamar Colectivo Estudiantil Rebeldía y Conciencia.
Según el documento, “su activismo político se ha enarbolado en diferentes banderas de lucha, dirigidas a la realización de un Congreso Universitario Democrático y Representativo que cuente con la mayoría representada por el sector estudiantil; la libertad de presos políticos, de manera específica la de los hermanos Cerezo Contreras; el cumplimiento a los acuerdos de San Andrés Larráinzar; apoyo del EZLN; así como los identificados con la lucha de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP)”.
El Colectivo Manantial, de la misma facultad, es encabezado por René Hernández González, Libertad Argüello, Alejandro Franco Flores y Miguel Ángel Cruz Cervantes. “Tiene vínculos con el perredista Martí Batres Guadarrama”, se anota en el documento.
Y en “el aeropuerto” de Filosofía y Letras se ubica a la Fracción de la Corriente en Lucha del CGH, con 10 activistas encabezados por Armando Gómez Martí, Alfredo Martínez Ramírez y Gabriel Ramos Carrasco.
En la misma fuente se establece que la Facultad de Derecho alberga a cuatro grupos, pero sólo se mencionan los nombres de tres: Contracorriente, Colectivo Estudiantil y Fracción del Frente Zapatista de Liberación Nacional.
Su perfil: “Radicales que orientan su activismo a la realización de acciones contestatarias a las políticas reformistas del Estado, particularmente en materia educativa, indígena y económica. Su estrategia de operación es la instalación de mesas de discusión, foros, conferencias, elaboración de periódicos murales, abarcando principalmente conflictos coyunturales”.
El colectivo Contracorriente está integrado por 35 estudiantes. Sus dirigentes son Érick Argüello Mothelet, Andrés Paulino Arlet, Omar García Contreras y Aura Martínez. Su base de operaciones, el cubículo D-301.
Otros 30 estudiantes integran el Colectivo Estudiantil, dirigido por Laura Violeta Chávez Guadarrama, Humberto Rosas Vargas, Marco Macías Iglesias y Édgar Sánchez González. Ellos acondicionaron su sede, el cubículo D-201, con servicio de café internet y papelería a bajo costo, “que han utilizado para ganar adeptos entre la comunidad estudiantil”. También cuentan con el local comercial 15 de Plaza Copilco, donde venden cerveza, dulces y cigarros.
Según el documento, cinco colectivos realizan actividades en la Facultad de Economía. Comparten objetivos como “manifestarse en contra de las reformas de la privatización de la industria eléctrica y del área de comercio de América-Plan Puebla Panamá”. Además, rechazan “la guerra de Estados Unidos contra Irak”.
Estos colectivos utilizan el auditorio Ho Chi Minh, aunque también ocupan otras instalaciones de la facultad, como el salón 104.
Otros grupos son: la Corriente en Lucha, dirigida por Mario Flavio Benítez, El Gato; Salvador Ferrer Ramírez (profesor de Ciencias); Gilberto Ramírez Lazcano; José Alfredo Domínguez Chávez, y Rebeca Peralta Mariñelarena; y la Unión Juventud Revolucionaria de México, dirigido por Alberto Pacheco Guízar, El Diablo; José Eduardo Amador; Agustín Ávila Romero, y David Ángel Lozano Tovar (los dos últimos profesores de esta facultad). Los integrantes de este núcleo actúan también en Ciencias Políticas y Sociales, donde venden libros.
Enraizados en esta última facultad, destacan los siguientes colectivos:
–Conciencia y Libertad, dirigido por Alejandro Echevarría, Consuelo Soria Arenas, Lázaro Minero Arellano y Aldo Reyes Rivera. “Su poder de convocatoria es de 15 a 20 personas”, apunta el documento. Y agrega: “En este colectivo confluyen los narcopunks del Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA) y la Corriente en Lucha. Impulsan el trabajo comunitario en distintas zonas indígenas del país a través de la Brigada Universitaria Interdisciplinaria de Trabajo (BUIT)”.
–Frente de Lucha Estudiantil Julio Antonio Mella (FLE-JAM), dirigido por Gerardo González Altamirano, Jorge Alberto Martínez Valero, Rubí Yepes y Jorge Ortiz Sánchez. “Es de ideología radical y tendencia marxista-leninista (…) Mantienen simpatía por los movimientos revolucionarios que fueron encabezados por Lucio Cabañas y Genaro Vázquez”.
–Comité Estudiantil Universitario, cuyos principales representantes son Carlos Chávez Bécker y el profesor Arturo Chávez López. El documento señala que, “como consecuencia de su vinculación con el PRD, su popularidad en la facultad se ha reducido”.
–Rebeldía, integrado por ocho personas y dirigido por Juan García Pérez. “Sus demandas están enfocadas a esclarecer el asesinato de las mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua. Tienen vínculos con estudiantes de la Facultad de Medicina, con quienes impulsan un proyecto de salud para atender a la comunidad indígena loxicha de Oaxaca. Se ubican en los salones A-110 y 109”, apunta el documento.
“Criminalización”
En el ataque del ejército colombiano al campamento de las FARC en Ecuador murieron tres estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras: Verónica Natalia Velásquez Ramírez, Fernando Franco Delgado y Juan González del Castillo. Ellos eran integrantes de los colectivos Cátedra Simón Bolívar y Cine Club Benkos Bioho, ambos coordinados por Lucía Andrea Morett Álvarez, quien resultó herida.
Entrevistado por Proceso, Francisco Cerezo Contreras, dirigente del Comité Cerezo, rechaza que el activismo de estos grupos estudiantiles tenga por objeto favorecer a grupos armados como el Ejército Popular Revolucionario (EPR), el Ejército Revolucionario Popular Insurgente (ERPI), el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) o las FARC de Colombia.
Pone como ejemplo a su propia organización, la cual nació en 2001, a raíz de la detención de sus hermanos Alejandro, Héctor y Antonio –estudiantes de la UNAM–, acusados por el gobierno de Vicente Fox de estar involucrados en la detonación de petardos en tres sucursales de Banamex de la Ciudad de México.
Comenta que una vez que el caso de sus hermanos se “agotó jurídicamente”, el comité mantuvo sus actividades, pero como organización de derechos humanos especializada en documentar casos de “presos políticos y de conciencia” en el país.
“Tenemos alrededor de 500 presos de este tipo, de los cuales unos 300 siguen recluidos. Han sido liberados más de 500, sobre todo después de las represiones masivas en Oaxaca y en Atenco (2006) y contra los altermundistas en Guadalajara (2003). Hasta la fecha hay algunos que aún no son sentenciados.”
–¿Todos estos casos han sido relacionados con la guerrilla?
–No. En realidad en México sólo se reconocen cuatro presos políticos, es decir, que han intentado cambiar el sistema mediante el uso de la violencia. Son Jacobo Silva Nogales, Gloria Arenas –quienes se asumen como miembros de ERPI–, José Luis Durán Mata y Sergio Bautista Martínez, miembros del EPR.
Señala que desde 1968 el gobierno mexicano ha utilizado la estrategia de “criminalizar la lucha social”. Así, señala, “trata de vincular con grupos insurgentes a las organizaciones sociales, a los colectivos estudiantiles y recientemente a las organizaciones de derechos humanos”.

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