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El peligro de ser ambientalista

Lunes 13 de marzo de 2017, por Comité Cerezo México

Para Francisco Cerezo, coordinador del Comité Cerezo, organización que documenta los asesinatos de defensores de derechos humanos, las muertes de los defensores rarámuris “son casos dentro de muchísimos. Nada más el año pasado tuvimos 36 defensores de derechos humanos asesinados... la cifra ha estado subiendo”.

SUFREN ACOSO E INCLUSO SON ASESINADOS, ALERTAN

El peligro de ser ambientalista

Las agresiones contra defensores de la tierra, recursos naturales y derechos humanos en el país y en América Latina es una situación que se agrava; la razón, explican ONG, es el auge en la explotación de materias primas que se dio en la región durante la década pasada.

HÉCTOR MOLINAMAR 12, 2017 | 21:37

Las agresiones contra defensores de la tierra, recursos naturales y derechos humanos en el país y en América Latina es una situación que se agrava; la razón, explican Organizaciones No Gubernamentales (ONG), es el auge en la explotación de materias primas que se dio en la región durante la década pasada.

Alfredo González Reyes, director de programas de OXFAM México, precisa que el 2015 fue un año sin precedentes en América Latina en materia de asesinatos, a pesar de que las estadísticas disponibles no revelan la problemática a fondo debido a lo difícil que es medirla.

Los asesinatos vienen después de un “boom de commodities en la región, que prendió toda clases de iniciativas de aprovechamiento de recursos naturales. El problema es que muchos de esos proyectos han sido autorizados por los gobiernos sin consultar debidamente a las comunidades que viven en los territorios donde se pretenden llevar a cabo, por lo que las comunidades reaccionan tratando de defender su territorio... es como si te avisan en tu casa que mañana te tienes que ir porque hay una mina debajo, de ahí es donde viene específicamente la violencia y las agresiones; por enfrentar esta oposición a los proyectos”, sostiene el directivo de Oxfam.

En México, el inicio de año fue una llamada de alerta sobre la problemática. Isidro Baldenegro, un indígena rarámuri, ganador del premio Goldman 2005 —el máximo galardón para activistas defensores de derechos humanos en el mundo—, fue asesinado en su comunidad: Coloradas de la Virgen, en Chihuahua.

Baldenegro había sido amenazado de muerte con anterioridad por defender a los bosques de la Sierra Madre Occidental de la tala clandestina. El 15 de enero fue ultimado.

La semana pasada, la Fiscalía General de Chihuahua anunció la captura de un hombre identificado como Romeo R. M., de 21 años, quien de acuerdo a las investigaciones de las autoridades, es el responsable de las muerte de Baldenegro, una vez que, de acuerdo con las versiones oficiales, el imputado y el ambientalista tenían viejas rencillas personales.

Esta versión ha sido rechazada por diferentes organizaciones defensoras de derechos humanos.

Muchas veces “el Estado tiene formas de investigar que no necesariamente reflejan la verdad y, por lo tanto, no conocemos el espectro total de lo que realmente ocurre, hay una situación de poca transparencia y donde también las investigaciones en las entidades federativas suelen ser lentas, suelen ser poco transparentes... nos preocupa la falta de investigación técnica y profesional”, explica Tania Raneaum Panszi, directora ejecutiva de Amnistía Internacional.

La misma versión sobre rencillas personales fue sostenida por las autoridades sobre la muerte de Juan Ontiveros, otro defensor rarámuri de la tierra, también en Coloradas de la Virgen, asesinado 15 días después de Baldenegro.

Para Francisco Cerezo, coordinador del Comité Cerezo, organización que documenta los asesinatos de defensores de derechos humanos, las muertes de los defensores rarámuris “son casos dentro de muchísimos. Nada más el año pasado tuvimos 36 defensores de derechos humanos asesinados... la cifra ha estado subiendo”.

La mayor parte de los asesinatos del año pasado, expone Francisco, se han dado en Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Veracruz, estados que, “históricamente son donde más ejecutan no sólo personas, sino defensores de derechos humanos”.

Asimismo, Raneaum Panszi, enfatiza que el ser defensor de derechos humanos en México es peligroso y si además se es defensor de derechos ambientalistas, es “un peligro añadido”.

“Ya antes del 2011, el relator especial de Naciones Unidas sobre la situación de personas defensoras de derechos humanos (Michael Forst) comentaba que los ambientalistas son aquellos defensores que, al menos en la región, padecen más acoso y más asesinatos; esto tiene una razón de ser, los defensores de derechos ambientales se oponen a proyectos de industrias extractiva y de explotación de la tierra porque muchos de los proyectos pasan por sus territorios”, precisa.

Esto deja ver que hay una omisión por parte del Estado porque no realiza las consultas necesarias sobre proyectos de carácter de industrias extractivas.

Raneaum Panszi opina que los defensores de derechos humanos “forman parte del juego democrático”, una parte indispensable. Existen una infinidad de narrativas que los desprestigian, como que son “siempre revoltosos, que son antigobierno”, pero el hecho es que son un contrapeso de las actuaciones del Estado.

El informe México: Empresas y Derechos Humanos preparado por más de 100 organizaciones civiles entre las que destaca Amnistía Internacional, Greenpace México, Oxfam y Fundar, da cuenta de 67 casos de denuncias por abusos de derechos humanos en el que están implicadas 99 empresas; de éstas 41 son internacionales, ocho del Estado y 50 nacionales.


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