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Defender a quien nos defiende

Viernes 7 de octubre de 2016, por Comité Cerezo México

pinta donde amenazaban de muerte a los hermanos Cerezo Contreras, integrantes del Comité Cerezo México. Ellos trabajan en la documentación, defensa y acompañamiento a víctimas de violaciones de derechos humanos.

Ixchel Cisneros

Ser un defensor o defensora de derechos humanos en México es una chamba difícil. Aquí, la agresión y el descrédito puede venir de cualquier frente. "Fuego enemigo" y "fuego amigo" que le llaman.

Desde 2012 y hasta abril de 2016, fueron 519 las personas que denunciaron estar en riesgo por su profesión y pidieron apoyo al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. De estas, el 38% fue agredida por servidores públicos; 31% por particulares y en el otro 31% sigue sin identificarse al agresor.

Las últimas semanas, varias organizaciones o personas defensoras han sido amenazadas.

Primero fue el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Derechos Humanos, a quienes les mandaron el 26 de septiembre el siguiente mensaje en su time line de Twitter, acompañado de una foto con su nombre y unos cartuchos de arma:

"Hola @CentroProdh espero que no se paren a las 16:00 en el Ángel si es que no quieren que su sangre sea derramada. El Patrón ya dio la orden"

El Centro Pro tiene 28 años en defensa de los derechos humanos y acompaña legalmente a los familiares de los normalistas de Ayotzinapa. Ese día, un contingente de la organización marcharía a dos años de la desaparición de los estudiantes en Iguala, Guerrero.

Cuatro días después, en una pared de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) apareció una pinta donde amenazaban de muerte a los hermanos Cerezo Contreras, integrantes del Comité Cerezo México. Ellos trabajan en la documentación, defensa y acompañamiento a víctimas de violaciones de derechos humanos.

También está el caso de Estela Ángeles Mondragón, quien lleva la defensa jurídica por la recuperación del territorio del pueblo rarámuri en Chihuahua y ha recibido varias amenazas de muerte. Esto sin contar que en 2010 asesinaron a su esposo, el defensor Ernesto Rábago, y su hija sufrió un atentado armado.

De los periodistas ni hablamos, según el segundo informe trimestral de 2016 de la organización Artículo 19, en promedio, en México asesinan a uno cada 26 días.

Los casos más recientes, el de Agustín Pavia Pavia, locutor de una radio comunitaria de Huajuapan de León en Oaxaca, el cual fue asesinado por sujetos desconocidos que entraron a su domicilio y le dispararon en varias ocasiones. Y el de Aurelio Cabrera Campos, reportero y director del periódico El Gráfico en la Sierra Norte de Puebla quien también fue atacado con armas de fuego por desconocidos.

Y miren que personas con estos perfiles nos hace falta en un país como el nuestro, con una grave crisis de derechos humanos. Figuras de suma importancia que ven por las víctimas, quienes nos informan de lo que algunos no quieren que nos enteremos, ellos, los que día a día se dedican a defender los derechos humanos de todos y todas...


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