Por Amaranta Marentes Orozco/14 marzo, 2015/0 comentarios
Fotografías de Amaranta Marentes Orozco
El camino a San Bartolo Ameyalco está en la ruta al parque nacional «Desierto de los Leones», al poniente de una de las ciudades más grandes del mundo, una de las más pobladas, este hecho produce que la falta de recursos naturales y el despojo de los mismos se vuelva una constante bajo el discurso de progreso y modernización.
Cuando uno toma el camión que lleva a San Bartolo se tiene que ir con calma, si bien la distancia es considerable, el ritmo parsimonioso es aquello que muestra los contrastes en el acelerado centro del país.
Durante el recorrido rumbo al pueblo de Ameyalco sobresale la cantidad de zonas en construcción, entre edificios a medio hacer y aquellos que muestran su reciente termino. Así también las zonas residenciales que se dejan ver son bastas.
En el centro de San Bartolo hay una plaza, un kiosco y una estela en piedra con una parte del códice Techialoyan donde se muestra parte de la historia del poblado, este documento –sumado al glifo que representa Ameyalco y su significado «lugar donde brota el agua»– conforman una parte de la identidad del lugar.
En mayo de 2014 los pobladores de San Bartolo fueron sitiados y violentados por granaderos quienes arremetieron para custodiar una obra hidráulica que pretende llevar el agua del manantial a las zonas residenciales cercanas, incluyendo Santa Fe, dejando que el pueblo sea abastecido por el sistema Cutzamala.
Desde entonces una parte de los pobladores se han organizado. Su proceso de trabajo lleva los nombres de Comité de apoyo por la libertad de los presos políticos de San Bartolo Ameyalco, Grupo de trabajo Permanente de San Bartolo Ameyalco, aproximadamente dos veces al mes han realizado jornadas de trabajo donde a través de murales, foros, talleres y distintas actividades informan a la comunidad en general sobre la situación del proceso político en el que están inmersos desde hace diez meses.
El pasado 1 de marzo se llevó a cabo una de estas jornadas. Las actividades fueron simultáneas, por un lado familiares de los detenidos invitaban al resto de la población a la manifestación –a través de brigadeo con un volante realizado por ellos y de pega de carteles– la cual se llevaría a cabo el día miércoles 4 de marzo; al mismo tiempo los jóvenes de la comunidad, apoyados por otros jóvenes visitantes, llenaban de color San Bartolo con distintos murales y los niños participaban en talleres donde se aborda la problemática del agua a través de distintas técnicas; en la mesa se presentaba un foro sobre el derecho humano al agua y se reunían firmas en apoyo a los 5 presos políticos.
La jornada del 1 de marzo reunió una cantidad de trabajo y color que invitó a seguir con el acompañamiento de los presos políticos, sobre todo al dar como resultado 1, 872 firmas de apoyo por parte de la comunidad en general y 102 de organizaciones sociales en favor de la libertad inmediata e incondicional de Alberto Pérez Linares, Javier Brigido Castro, Ricardo Pozo Grandados, Eduardo Mejía Nava y Gerardo Gutiérrez García.
Entrar al salón donde los niños están trabajando es un sobresalto de colores y alegría, por doquiera hay papeles, crayolas, risas y gritos que inundan la habitación. Los niños –a través de un ejercicio anterior– hicieron un juego donde relacionaron el concepto de agua con otras cosas, resultado de ello fue una consigna que ahora repiten con sonrisas en los rostros «sin agua no hay vida, sin vida no hay justicia, sin justicia no hay libertad».
Mientras, los jóvenes experimentaban con botes de pintura, trazos veloces y mezcla de colores; aquello que en un principio fue un espacio vacío, se llenaba de historias y perspectivas que mostraban la manera en que ellos, los que viven en el «lugar donde brota el agua», concientizan ese elemento.
El sol de las 11 resplandecía, la cita de la movilización fue frente a la Procuraduría General de la República (PGR), en el plantón en apoyo a la liberación Bryan Reyes y Jacqueline Santana y por la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ahí la madre de Bryan dio unas palabras de bienvenida y de solidaridad.
Poco a poco se organizó el contingente, los familiares de los 5 detenidos encabezaban la marcha, al grito de «presos políticos, libertad» la exigencia de justicia en voz de la sobrina de Eduardo o su abuela sobresalían.
Banderas blancas que en el centro muestra un circulo con unas manos que se estrechan, una con fondo de celdas, otra con el fondo completamente blanco ondean sobre avenida Reforma.
La manifestación se dirige a las oficinas del gobierno del Distrito Federal y pretende entregar la colecta de firmas que se ha llevado a cabo en apoyo a los 5 presos originarios de San Bartolo.
Mientras el contingente avanza, se informa a la gente que observa, que el proceso jurídico que han llevado los 5 detenidos esta cargado de irregularidades, por ejemplo, a principios de diciembre de 2014 se logra interponer un amparo para efecto, esto quiere decir que los magistrados están demandando a la juez 56 de lo penal que modifique el auto de formal prisión del 27 de mayo debido a que no tiene suficientes bases jurídicas ni fundamento, este documento debía hacerse efectivo durante ese mes pero no logró su efecto al obtener una revisión de amparo un día antes de lograrse.
Al llegar al Zócalo, policías rodean la plaza, el documento con las firmas se entrega en la puerta del inmueble del GDF ya que fue impedido el paso al interior del edificio y la manifestación se disipa al recibir el documento con un sello de recibido.
El 12 de marzo llegó el momento en que se aceptaría el amparo que se interpuso 3 meses antes: los presos políticos de San Bartolo saldrían de prisión para seguir el proceso en libertad; faltaban las notificaciones pertinentes, la parte del proceso que inevitablemente retrasa el momento de encontrarse fuera de la prisión.
Conforme pasaban las largas horas todo perfilaba a que no serían los 5 detenidos los que podrían abrazar a sus familias afuera de las rejas del Reclusorio Varonil Oriente, reclusorio que los albergó por diez meses. Sólo 4 de ellos saldrían debido a que Eduardo Mejía tenía un cargo más que sus compañeros quienes estaban acusados de ataques a la paz pública.
Alrededor de la una de la tarde luego de ser confirmada la información sobre sólo 4 liberaciones, familiares, organizaciones sociales y de derechos humanos convocaron a una rueda de prensa en apoyo a el joven que permanecería recluido.
Gerardo Gutiérrez García, Javier Brigido Castro, Alberto Pérez Linares, Ricardo Pozo saldrán de prisión pero no con auto de formal libertad sino que deberían pagar la caución y seguir su proceso fuera de la cárcel.
El día se consumió y el atardecer rosa trajo el frío, las familias esperaban a la expectativa hasta que alrededor de las 5 de la mañana, después de casi 300 días privados de libertad, los 4 presos salieron para reunirse con sus familias.
El proceso jurídico no ha terminado, la reclusión de Eduardo Mejía y el proyecto hidráulico continúan, la lucha por el agua y la libertad de quien la defiende en el pueblo de San Bartolo Ameyalco seguirán caminando.